Axel Müller, un atleta total que cumplió en el rugby su sueño americano

Decatleta, luchador o jugador de football americano: el argentino Axel Müller pasó por varias disciplinas antes de encontrar su camino en el rugby, para cumplir su sueño de disputar los Juegos Olímpicos, algo que vive ahora en Rio de Janeiro, antes de unirse al Toulon francés a finales de año.

"El sueño americano siempre es ir a los Juegos Olímpicos. Hoy tengo la posibilidad de estar en ellos", firmó el joven argentino, que vivió diez años de su vida en Estados Unidos, a la AFP en Rio de Janeiro.

En opinión de su experimentado compañero de selección Juan Imhoff, Müller es un atleta total.

"Va a ser un rugbier loco. Tiene unas capacidades físicas enormes. Es muy fuerte y no tiene miedo de nada. Es un chico que no tiene techo", explicó a la AFP el wing del Racing 92, que tendrá a su compatriota como rival en la liga francesa (Top 14).

Müller, de 22 años, destaca a primera vista por su silueta musculosa (1,83 metros, 96 kilogramos). Su potencia y su rapidez le han valido ya captar la atención en el Circuito Mundial de rugby Seven, después de tres temporadas con 42 tries anotados.

El Toulon, uno de los grandes europeos, ha conseguido ficharle hasta 2018. Antes de llegar en diciembre al equipo del sur de Francia, Müller espera saborear cada uno de los minutos que pasa en la Villa Olímpica.

"Para mí siempre fue un sueño estar en unos Juegos Olímpicos. Es la primera vez que el rugby está representado. Es un orgullo poder representar a mi familia, a mis amigos. Estar en la Villa Olímpica es muy bueno, muy positivo, estar con los mejores atletas del mundo, y compartir con ellos", cuenta.

Probó en el rugby ya tarde, con 16 años, cuando volvió de Estados Unidos, donde su familia vivía desde que él tenía 7 años.

En Phoenix (Arizona), Müller primero intentó con el decatlón. Se inició también en la lucha grecorromana y en el football americano en la escuela secundaria, a la vez que crecía en el culto al olimpismo tan extendido en Estados Unidos.

En su regreso a Argentina, a Mendoza, un amigo le llevó a llamar a las puertas del club de rugby local, donde pronto se dieron cuenta de sus aptitudes naturales.

"El football americano y la lucha me ayudaron con el rugby. Por ejemplo en la técnica del tackle, sobre todo para el Seven, que es un deporte de duelos", analiza.

Con los Pumitas, Müller participó en el Mundial Sub-20 en 2013, antes de empezar a brillar con la selección nacional de Seven.

A final de año empezará una etapa en el Toulon, para comenzar un nuevo desafío.

"Tengo la costumbre de viajar, pero allí será diferente. Voy a tener que vivir por mi parte, sin mi familia, cocinar yo sólo, por ejemplo. Pero es la vida y sé que tengo una oportunidad única, viniendo del Seven", afirmó.

Para empezar, ya estudia francés y escucha con atención los consejos de su compañero de selección olímpica Juan Imhoff, su "ídolo".

En los Juegos de Rio ha protagonizado ya una anécdota que le ha hecho ser centro de las bromas de sus compañeros, cuando al llegar a la Villa Olímpica no fue capaz de reconocer a la número uno del tenis femenino, la estadounidense Serena Williams, que se le acercó a pedirle un pin de Argentina.

Él acababa de llegar a Rio y no tenía ninguno a mano. Ella sí le dio uno de Estados Unidos y él le preguntó a qué disciplina se dedicaba, sin reconocer a la célebre tenista.

"Me crucé con Serena Williams y no la reconocí. Me arrepiento. Cuando me la cruce de vuelta le voy a decir. Lo primero le voy a dar un pin que le debo", contó sobre ese estelar encuentro en Rio de Janeiro.

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