España, que cayó en semifinales ante los griegos, comenzó por debajo en una primera mitad en la que la movilidad del ataque francés hizo estragos en la defensa española. Por si fuera poco, el ataque de los de Ibon Navarro no encontró el acierto necesario para aguantar los golpes del rival.
El técnico español buscó soluciones en la rotación pero la diferencia se disparaba en contra antes del descanso (25-39). La reacción de España llegó en el tercer cuarto, sin presión, soltando nervios, Jonathan Barreiro encontró el acierto de golpe para meter a los de Navarro en el partido.
Además, España mejoró la intensidad y se puso las pilas en defensa. Sin embargo, en el tramo final, las piernas pesaron y el físico francés se impuso, abortando el intento de remontada española para quedarse con el bronce.
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