A la tercera tampoco fue la vencida para Estambul

  • La decisión del COI ha desmentido el adagio según el que a la tercera va la vencida: Han sido ya tres veces que Estambul ha podido colocarse el distintivo de "ciudad candidata" de unos Juegos Olímpicos, y desde luego ha estado más cerca que nunca, pero una vez más no alcanzó su objetivo.

Estambul, 7 sep.- La decisión del COI ha desmentido el adagio según el que a la tercera va la vencida: Han sido ya tres veces que Estambul ha podido colocarse el distintivo de "ciudad candidata" de unos Juegos Olímpicos, y desde luego ha estado más cerca que nunca, pero una vez más no alcanzó su objetivo.

La primera vez que Estambul saltó al ruedo fue en 1993. Llegó efectivamente hasta la ceremonia final, aunque sin mucha esperanza, frente a los pesos pesados Pekín y Sidney.

Cayó en la primera ronda de votos, aunque con el consuelo de que Berlín tampoco llegó mucho más lejos.

Cuatro años más tarde, para la cita de 2004, la ciudad del Bósforo lo volvió a intentar, pero no superó el primer filtro, pese a que sí lo hicieron competidores como Estocolmo, Ciudad del Cabo o Buenos Aires, finalmente eliminado por Atenas.

Hubo más suerte en la siguiente edición: en 2000, con la vista puesta en los Juegos de 2008, Estambul jugó en la misma liga que París, Pekín y Toronto y llegó a ser candidata.

En la votación final se impuso incluso a Osaka y llegó a la segunda ronda, donde cayó junto a todos los rivales frente a Pekín.

Londres, París, Nueva York, Moscú y Madrid... ante esta impresionante fila de rivales, Estambul lanzó su órdago cuatro años más tarde, pero volvió a quedarse en la puerta, sin verse entre los corredores del esprín final.

La tercera vez que pudo enarbolar el codiciado emblema de ciudad candidata fue el año pasado, apuntando a la cita de 2020. La retirada de Roma, poco después de presentarse, dejó a Estambul con sólo dos rivales, de los que ninguno parecía insuperable.

Frente a Madrid jugaba a favor la buena situación económica de Turquía, y frente a Tokio, el hecho de aportar savia nueva, con una candidatura valiente, tal vez no tan distinta a la de Tokio en 1964, cuando esa ciudad fue la primera asiática en acoger los Juegos.

Pero la candidatura sufrió dos golpes durante la recta final: por una parte, las protestas ciudadanas alrededor del parque de Gezi y la plaza de Taksim en Estambul llevaron durante dos meses la ciudad a todas las portadas de prensa del mundo... pero abarrotada por policías e inundada por nubes de gas lacrimógeno y chorros de agua a presión. No era precisamente un espíritu muy olímpico.

En agosto, una serie de sanciones de la Federación de Atletismo de Turquía impuso suspensiones por dos años a una treintena larga de deportistas, entre ellas, una medallista de oro europea y - aun en fase de apelación y sin sentencia firme - la campeona olímpica de los 1.500 metros de 2012, Asli Çakir.

El ministro de Asuntos Europeos turco, Egemen Bagis, había opinado que los escándalos de dopaje era positivos para la candidatura, dado que mostraban la seriedad de Turquía a la hora de erradicar esta lacra. Pero aparentemente, los miembros del COI no tuvieron la misma opinión.

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