Así vivió, en el Bernabéu, un radical de los Boixos Nois el 2-6 del año pasado

  • El Barcelona logró el año pasado un histórico 2-6 en el Bernabéu, un partido que todos recuerdan, por unas u otras causas. Pero, ¿cómo lo vivieron los aficionados azulgranas? lainformacion.com estuvo con ellos, viviéndolo al minuto.
Óscar Rodríguez

Llegamos al Bernabéu una hora antes del partido. Nos suben al cielo, al gallinero, a la grada más alta del fondo norte, donde en teoría no vamos a molestar a nadie. Queda una hora para el partido: somos más o menos 500 aficionados, muchos boixos, pero también hay culés de los de chaqueta y corbata y algún despistado que no lleva bufanda, ni bandera, ni nada.

Estamos rodeados: a primera hora sólo de policía, más de 100 para nosotros solos, pero según va acercándose la hora del partido, a nuestra derecha van llegando los aficionados del Real Madrid que sueñan con ganarnos. Ja, ja, ja… van listos. De este fondo del Bernabéu, el que se reserva para las aficiones visitantes, sólo se puede salir de uno en uno o de dos en dos como mucho, para no buscar problemas. Para ir al baño, para buscar una cerveza en el bar… y por supuesto, sin bufandas ni banderas.  No es cuestión de provocar, estamos en territorio enemigo.

Los minutos van pasando entre cánticos y piques con los aficionados más cercanos. Los de la grada de abajo nos dedican peinetas y toda clase de insultos. Nosotros, evidentemente, les decimos de todo menos bonitos.

Salta el Barça a calentar: pitada de los más de 40.000 que hay ya en el Bernabéu que ahogan, casi, nuestros aplausos y gritos de apoyo. ¡¡¡VISCA BARÇA!!! Poco después salta al Madrid: joder como aplauden, estos se creen de verdad que nos van a ganar el partido. ¡Y una m…! Nosotros a lo nuestro, a animar y a gritar, es el día de hacer algo grande en Madrid.

Se retiran unos y otros, el Bernabéu está ya a reventar. A la gente le duelen las manos de aplaudir a los suyos… como sigan así al final se creen que ganan la Liga y todo… Ya está, preparados para que empiece el show: saltan los equipos y el Bernabéu se tiñe de blanco: es el único momento de la tarde en el que coincidimos los 80.000 para aplaudir. Ellos, a los suyos. Nosotros, al Barça. ¡Joder, qué momento!

Empieza el partido. Les damos un susto nada más pitar, Xavi les da una idea de lo que les va a pasar esta tarde. Pasan los primeros minutos, dominamos, pero son ellos los que marcan primero. El Higuaín este al final no va a ser tan malo. Palmamos 1-0, los policías se encaran con nuestros vecinos porque nos llaman de todo. Tranquilos chavales, el que ríe el último…

No pasan ni cinco minutos cuando Henry empata el partido y Puyol nos pone por delante. Tres minutos de oro y se desata la euforia en nuestro pequeño “mini estadi”. Los 500 culés (aunque vi algún infiltrado con el gol de Higuaín) nos abrazamos y empezamos a responder a las peinetas de nuestros vecinos. Algún ‘madero’ nos dice que no nos pasemos o a lo mejor terminamos de ver el partido en el bar de enfrente… o en el cuartelillo. ¡Chitón pues!

Pero quién se calla cuando antes del descanso Messi hace el 1-3: festival blaugrana en Madrid… y yo estoy allí para verlo… voy a guardar mi entrada hasta el día que me muera… qué trofeo. El día soñado: ganar la Liga ganando en el Bernabéu… y ¡cuidadito! que todavía queda la segunda parte y podemos hacer un roto histórico.

Llega el descanso y hablo con alguno de los infiltrados que hay entre nosotros. Nos cuentan que alguien les ha vendido la entrada para nuestra zona y como era la única forma de ver el clásico, ahí están, con sus bufandas blancas rodeados de culés. Son majos, o lo parecen. A lo mejor no todos los del Madrid llevan cuernos y rabo como los diablos…

Empieza la segunda parte y el Bernabéu vuelve a ponerse en ebullición cuando Sergio Ramos pone el 2-3. Otra vez que piensan que pueden con nosotros… ¿pero no les ha valido con lo que les hemos hecho en la primera parte? De todas formas, piano, piano…

En la primera parte tardamos tres minutos en empatar y otros dos en ponernos por delante. Esta vez… con dos minutos y medio fue suficiente y Henry volvió a dejar las cosas en su sitio. ¿Silencio sepulcral en Chamartín? Noooooooooooooo, hay 500 seguidores del Barça cantando todo lo que se les ocurre, botando en el fondo norte y celebrando los goles con nuestros jugadores, que se acercan hasta nuestra zona ahora que les toca marcar en esta portería.

Un cuarto de hora para el final… y llega el quinto. ¡LE HEMOS METIDO UNA MANITA AL MADRID EN SU CASA! Increíble, ¿se puede ser más feliz en la vida? ¿Qué más se puede pedir? Sí, el sexto, completar el set, lograr un marcador histórico que quede grabado a fuego en la historia del rival. Mientras la gente va poco a poco abandonando el estadio (supongo que los que pagaron 1000 euros en la reventa no se levanten hasta mañana para amortizar la entrada) Piqué redondea la tarde, la más gloriosa que he podido vivir siguiendo a mi Barça y lo que me convierte, automáticamente, en la envidia de mi familia y amigos. Desde hoy podré decir aquello de “yo estuve allí”.

La gente se va, no se molestan en insultarnos, somos mejores, lo saben. A nosotros nos queda otra hora hasta que podamos irnos del estadio, pero la pasaremos cantando y celebrando una victoria histórica. ¡Ha sido el día más grande!

Mostrar comentarios