Con dos medallas de plata europeas bajo techo y una de bronce mundial, Beitia había demostrado el viernes su buena forma al superar la marca de calificación (1,92) a la primera y llegaba a la final en busca de una medalla sin desdeñar la de oro. "¿Por qué no? Vlasic es humana", se preguntaba la víspera.
Beitia es una de las cinco atletas que ha superado este año los dos metros, y dos de ellas, las alemanas Ariane Friedrich (ausente) y Meike Kroger (eliminada) no estaban en la final.
Con la misma selección que Blanka Vlasic, la española empezó en 1,87, continuó con 1,91 y cometió su primer fallo en 1,94, aunque lo superó a la segunda. Con la barra en 1,96 necesitó otros dos intentos. Solo cuatro lo saltaron, pero ella era la cuarta.
El podio se iba a seleccionar en 1,98, altura que la plusmarquista española saltó a la primera, aunque rozó el listón. La rusa Svetlana Shkolina no pudo con esa marca y la medalla para Beitia ya era segura. Faltaba por saber de qué metal.
En los dos metros justos, su marca de este año, Beitia pidió palmas de apoyo al público pero falló las tres veces. Cuando derribó la estadounidense Chaunte Howard, Beitia pudo disfrutar ya de la medalla de plata.
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