Bolt irrumpe como un rayo en Rio-2016; Puig y Del Potro sorprenden

Usain Bolt irrumpió como un rayo en los Juegos de Rio-2016 para avisar de entrada que nadie intente meterse en su feudo de los 100 metros, pero quienes invadieron territorio ajeno fueron la boricua Mónica Puig y el argentino Juan Martín del Potro.

Bolt, doble tricampeón olímpico, inició su camino de rayo en Rio de Janeiro-2016 con un convincente triunfo en su serie de los 100 metros, la madre de todas las pruebas, que se correrá el domingo.

Una ovación se expandió en el estadio Olímpico cuando Bolt se preparaba para una prueba que finalmente fue un paseo, aunque con un arranque mediocre.

"No fue la mejor salida. Me sentí un poco lento. No estoy acostumbrado a correr tan temprano por la mañana en ningún campeonato", señaló el jamaicano, tras el comienzo de las series sobre el mediodía.

Desde Pekín-2008, nadie ha sido más rápido y ahí están sus seis oros de testigo. Con el triplete en los 100, 200 y 4x100 metros de China actualizado en Londres. Pero quiere otro triplete, y lo quiere ya.

En tanto, la colombiana Caterine Ibargüen dio un paso más hacia su soñado oro olímpico de triple salto, clasificándose sin problemas este sábado para la final de Rio-2016.

La antioqueña de 32 años, necesitó tres saltos, un solo intento, para lograr 14,54 y superar la marca exigida de 14,30 que sellaba el pasaporte para la final.

Su sucesora prometida, la joven venezolana de 20 años Yulimar Rojas, tuvo más problemas y entró repescada con una marca de 14,21, la séptima entre las 12 finalistas.

La boricua Mónica Puig, una rubia casi desconocida de 22 años, metió a Puerto Rico en la historia olímpica al ganar la primera medalla de oro para la isla caribeña.

Más conocido, Del Potro llegó a la final pero al igual que la puertorriqueña fue a la fiesta Rio sin invitación.

Puig deambula por las rondas iniciales de los torneos WTA (34 en el ranking) y Del Potro meditaba si colgaba la raqueta por sus persistentes lesiones en las muñecas.

Cuando la joven tenista de 22 años alzó sus brazos tras sellar el título con un 6-4, 4-6 y 6-1 ante la alemana Angelique Kerber, los puertorriqueños estallaron y se lanzaron a las calles de San Juan a celebrar el oro heroico.

"Es un orgullo boricua saber que después de 68 años, Puerto Rico conquistó la primera medalla de oro, es un hecho histórico para Puerto Rico", dijo Manuel, dueño de un restaurante.

Y más temprano Del Potro besó los anillos olímpicos pintados en suelo de la cancha del Centro Olímpico de Tenis, elevó sus brazos al cielo y lloró sin disimularlo, como ocurrió en todos sus partidos en Rio.

Le había ganado a uno de los grandes de la historia, el español Rafa Nadal, para acceder a una final que semanas atrás no imaginaba nadie.

Pasó de la agonía al éxtasis. Por eso el llanto. De una lesión de dos años en sus muñecas que abrieron dudas sobre su continuidad a jugar una final olímpica. Y antes había eliminado al número 1 del mundo, Novak Djokovic en primera ronda.

Ahora se las verá con el número 2, Andy Murray, y ganador de Londres-2012. ¿Y quien sabe? Ya dio dos batacazos.

"No puedo creer estar en la final y con una medalla y más cuando vi el sorteo con Djokovic (primera ronda). Pensaba más en el asado en Tandil, pero ahora me voy a comer el asado con una medalla colgada", dijo Del Potro.

No había otra opción, Argentina y Brasil jugaron como si fuera una final un partido de fase de grupos que, de todos modos, le dio el boleto a la albiceleste a cuartos del basquetbol masculino.

La gran rivalidad, histórica en fútbol, se patentizó en el Arena Carioca 1 con hinchadas enfervorizadas y jugadores que lo dieron todo en un partido de infarto con dos prórrogas que finalmente se llevó Argentina por 111-107.

Los veteranos de la Generación Dorada, Manu Ginóbili, Luis Scola y, sobre todo, Andrés Nocioni sacaron a relucir su mística, la que dejaron grabada a fuego en la medalla de oro en Atenas-2004, y encauzaron un partido que se estaba poniendo muy feo.

En el banco de enfrente, Rubén Magnano, actual entrenador de Brasil, miraba como sus exdirigidos en los Juegos de Atenas-2004 le arrebataban un triunfo épico a Brasil.

Como él les enseñó.

En Sao Paulo, la Seleçao de un Neymar todavía desconocido para el arco parece haber asomado la cabeza con su goleada ante Dinamarca, tras los decepcionantes empates contra Sudáfrica e Iraq.

Pero se acabaron los ensayos y la 'canarinha' se enfrenta ante Colombia a su primera prueba de fuego, en los cuartos de final, donde un paso en falso podría costarle un fracaso histórico en casa. Otro.

Mostrar comentarios