Calderón, un rostro solidario de una generación de oro

  • José Manuel Calderón puede presumir de tener un palmarés grandioso y pertenecer a la edad de oro del baloncesto español, un colectivo formado por deportistas de altura en el que destacan figuras como la suya, siempre dispuesto a participar activamente en campañas solidarias.

David Ramiro

Madrid, 22 ago.- José Manuel Calderón puede presumir de tener un palmarés grandioso y pertenecer a la edad de oro del baloncesto español, un colectivo formado por deportistas de altura en el que destacan figuras como la suya, siempre dispuesto a participar activamente en campañas solidarias.

Es de sobra conocida la existencia de deportistas que amparados en la formula deporte, éxito y dinero viven en una realidad paralela a la de la mayoría de personas. Aún más complicado es encontrar deportistas que se presten continuamente a participar en campañas solidarias y pasen parte de su tiempo sobre el terreno atendiendo a las demandas de los más necesitados.

Uno de los ejemplos que encontramos en este reducido grupo es José Manuel Calderón, pieza indispensable en los éxitos recientes de la selección española de baloncesto, como el oro en el Mundial de Japón (2006), el oro en el Europeo de Lituania (2011) o la doble medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Pekín (2008) y Londres (2012).

El base extremeño, que ha sido nombrado embajador de UNICEF Comité Español, da un paso más en su compromiso hacía las causas solidarias puesto que desde 2009 llevaba ejerciendo como Amigo de la organización en el Comité Extremadura.

Durante este tiempo, su participación se ha centrado en tareas de sensibilización y captación de fondos autonómicos y nacionales, pero también colaborando en iniciativas de UNICEF en Canadá, en su etapa de jugador en Toronto, y apoyando campañas globales como las de las emergencias de Siria o el Sahel.

Ese lado comprometido, Calderón lo ha mostrado en viajes como el que realizó en 2012 a Zambia, un país en el que alrededor del ochenta por ciento de la población vive por debajo del umbral de pobreza.

"Todos los niños tienen derecho a la educación, a la alimentación, a tener acceso a agua potable o a estar protegidos, y nosotros podemos hacer mucho para cambiar sus vidas. En Zambia he visto cómo el trabajo de UNICEF consigue salvar vidas y dar oportunidades a los niños", dijo Calderón, al regresar de ese viaje.

Ahora, su preocupación como embajador se centra en hacer un llamamiento sobre la "grave situación" que se vive en Sudán del Sur, un país dónde los niveles de desnutrición están próximos a la declaración técnica de hambruna.

El base extremeño también ha destacado durante su carrera deportiva por afrontar retos como el que en 2011 le llevó a aceptar donar cien euros por cada punto, rebote y asistencia que sumara durante el Europeo de Lituania, en el que salió campeón.

No era la primera vez que hacía algo así, puesto que en 2006, después de que le fuera concedido a la selección española de baloncesto el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes, todos los integrantes del equipo decidieron donar a UNICEF los 50.000 euros recibidos para financiar un proyecto de nutrición en Níger, uno de los países más pobres del mundo.

Los sueños de Calderón, nacido en Villanueva de la Serena (Badajoz) hace 32 años, se han cumplido en el baloncesto, primero en España (Lucentum Alicante, Fuenlabrada y TAU Cerámica), después en Estados Unidos (Toronto Raptors, Detroit Pistons, Dallas Mavericks y ahora New York Knicks) y entre medias con la selección española.

"En la NBA me di cuenta del poder de convocatoria de los deportistas y entiendo esa influencia como la obligación de ayudar a los demás", dice Calderón. Bajo esa premisa, él quiere ayudar a cumplir otro tipo de sueños, en este caso de vital importancia para miles de personas.

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