Va a más, su figura es una realidad en la Liga y el buen momento atlético le ha abierto de par en par las puertas de Europa. Si en Roma los titulares se los quedó Adrián, el Vicente Calderón, medio lleno, ha presenciado la consolidación de Koke en el centro del campo colchonero y el inicio de una nueva sociedad con Eduardo Salvio.
Como un ejercicio mecanizdo, repetido infinitas veces tarde tras tarde, el madrileño dibujó con su pie derecho dos desplazamientos en largo hacia Salvio para que el ocho rojiblanco pecase de un egoísmo muy efectivo y adelantara por dos veces al equipo español. Premio para una brillante asociación favorecida por el horroroso partido de Kavlak en el lateral izquierdo turco.
Para un centrocampista, además, todo es más fácil si se cuenta con un apoyo de la categoría de Adrián, con el que poder contar para pausar el partido en el segundo tiempo. La lógica reacción del Besiktas llegó a la par de la también previsible siesta tardía del Atlético, hasta que el golazo de Simao actuó como despertador para un equipo echado a dormir antes del partido de vuelta.
Koke estaba en todos lados, capaz de combinar al primer toque con Filipe Luis dentro del área o de girar sobre su eje para canalizar el balón al sitio menos poblado de rivales como un Xavi de la capital. 20 años recién cumplidos y el empuje para aprender de Arda Turan, Diego y Thiago y que el Atlético pueda confiar en su talento a la menor oportunidad. Simeone le cambió a 10 minutos del final para que recibiera los aplausos de una afición satisfecha.
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que lainformacion.com restringirá la posibilidad de dejar comentarios