En España somos muy dados a cazar la piel del oso antes cazarlo. Ya sabíamos los cruces que teníamos por delante para ganar 'nuestro' Mundial e incluso hacíamos planes para ver los cuartos de final o las semifinales tal día de julio en tal o cual sitio.
Todo pasaba por quedar primeros de grupo H. Eso nos garantizaba pelear en octavos contra el segundo del grupo G, en principio Portugal; cruzarnos después en cuartos contra el ganador del partido entre el Campeón del grupo C (supuestamente Italia) y el segundo del grupo D, que podría ser Serbia o Ghana; así que la apuesta lógica era la de los transalpinos. Y el cruce de semifinales, si todos los favoritos seguían adelante, debía ser ante Alemania o Argentina, antes de jugarnos el título contra Brasil.
Sin embargo, la derrota ante Suiza abre un abanico de posibilidades en las que el pase de España a la siguiente fase puede ser como segunda de grupo, siempre eso sí que ganemos a Honduras y Chile. Si no, a casa y con merecimiento.
Pues bien, ser segundo de grupo nos abre este teórico camino para ser campeones: cruzarnos en octavos de final con el campeón del grupo G, en principio Brasil.
Eliminar a la canarinha y jugarnos los cuartos de final con el vencedor del partido entre el campeón del grupo E (supuestamente Holanda) y el segundo del grupo F (apostamos por Paraguay). Así que el cruce sería contra la naranja mecánica.
Las semifinales por ese lado del cuadro nos depararía un cruce con los campeones de los grupos A o C, así que no sería raro cruzarnos a estas alturas con la Inglaterra de Fabio Capello, aunque tampoco hayan comenzado bien el Mundial, para llegar a la final ante Argentina o Alemania.
La cosa queda así: ¿nos gustan más estos rivales: Portugal, Italia, Alemania o Argentina y Brasil o estos otros: Brasil, Holanda, Inglaterra y Alemania o Argentina?
La suerte, definitivamente, no está echada.
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