Sin forzar, levantando el pie del acelerador, guardándose las fuerzas para medirse al Barcelona el próximo domingo en la gran final del Mundial de clubes, el Santos se deshizo del campeón japonés, el Kashiwa Reysol, por 1-3 con un gol de Neymar, uno de los animadores del partido.
Un balón al poste en los primeros minutos de Neymar fue el preludio del tanto que poco después anotó el jugador al que pretenden Barcelona y Real Madrid. Un golazo desde la frontal del área, a los 19 minutos, regateando a un rival y marcando con la izquierda de parábola para que el balón se alojara en las redes japonesas tras entrar pegado al poste de Sugeno.
Sólo cinco minutos después, Borges emuló a su compañero de equipo y se sacó un zapatazo desde la frontal del área que se coló como un obús en la portería nipona. Era el finiquito al partido cuando aún faltaban 70 minutos por jugarse.
El Kashiwa Reysol no dejó de intentarlo, con más corazón que cabeza y con muchas ganas, eso sí, alentados por su incansable afición. Sin embargo, y aunque recortó distancias por medio de Sakai a la salida de un córner, nunca pareció estar en condiciones de dar la sorpresa.
El Santos volvió a forzar la máquina poco después y Danilo hizo el tercero al saque de una falta directa para sentenciar. Aún tuvo la oportunidad de hacer el cuarto, pero el balón de Ibson se estrelló por segunda vez en el poste y el partido se acabó entre infructuosos intentos de los japoneses.
Neymar, el gran protagonista de los brasileños y al que todos quieren ver el domingo contra el Barcelona, marcó un gol, mandó un balón al poste y gambeteó en la banda en jugadas que provocaron los aplausos de los aficionados nipones. Pero donde el jugador del Santos quiere lucirse es en la final del domingo: ésa es su gran cita.
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