El Tour revive

  • Amand-Montrond (Francia), 12 jul.- El Tour parecía sentenciado, asfixiado por el poderío de Chris Froome, hasta que un abanico provocado por el equipo Saxo le devolvió la vida. Alberto Contador, que antes del inicio de la prueba partía como el principal rival de Froome, recuperó 1:09 minutos y dio aire a un Tour que hasta ahora sólo hablaba inglés.

Luis Miguel Pascual

Saint-Amand-Montrond (Francia), 12 jul.- El Tour parecía sentenciado, asfixiado por el poderío de Chris Froome, hasta que un abanico provocado por el equipo Saxo le devolvió la vida. Alberto Contador, que antes del inicio de la prueba partía como el principal rival de Froome, recuperó 1:09 minutos y dio aire a un Tour que hasta ahora sólo hablaba inglés.

Abanico es sinónimo de viento, que fue el protagonista de la decimotercera etapa, que devolvió expectación al Tour, acabó con las opciones de Alejandro Valverde, hasta hoy segundo de la general, y acercó a Contador y al holandés Bauke Mollema al maillot amarillo. Todo ello, en medio del viento que sopló en el valle del Loira.

El Saxo se sirvió del viento. Fue un golpe de efecto en el momento preciso, para situar al español a 2:45 del británico y a 17 segundos de Mollema.

Antes, el viento había condenado a Valverde, víctima de una avería mecánica en el peor momento, cuando el pelotón rodaba a toda velocidad impulsado por el Omega en busca de la victoria de Mark Cavendish. Viento en contra para el murciano que se dejó casi 10 minutos y toda opción de subir al podio.

El viento también sirvió para reactivar un Tour que parecía anquilosado por la fortaleza de Froome.

El británico había demostrado hasta ahora ser el más fuerte en montaña, con la exhibición en Ax 3 Domaines que le permitió ganar la etapa y vestirse de amarillo, y en la contrarreloj, con su demostración de potencia en el Mont-Saint-Michel que dejó a sus rivales a más de 3 minutos en la general.

Su supremacía dejaba pocos resquicios al suspense y, a estas alturas de la carrera, incluso tenía más ventaja que su compatriota Bradley Wiggins el año pasado, en el Tour con menos alternativas de la historia.

Cuando el pelotón comenzaba a preguntarse si el Tour no estaría ya muerto antes incluso de haber comenzado su fase más compleja, el golpe de maestro del equipo Saxo le inyectó vida.

Fue la primera buena noticia que ha tenido Contador en este Tour. Se quedó colgado en Ax 3 Domaines y perdió 2 minutos en la cronometrada.

El doble ganador del Tour estaba obligado a tirar de casta, a una gesta histórica.

"En el Tour siempre se te presentan posibilidades", afirmaba el director del Saxo, Philippe Mauduit. "O se presentan o se crean", agregaba en la salida de Tours, celoso de mostrar sus cartas.

Su baza fue el viento, sabedores de que el Sky de Froome no es la locomotora de los últimos años y de que "tienen puntos débiles".

En el Saxo comenzaron a hablar del "espíritu de Fuente Dé", en relación a la etapa en la que Contador remontó en la pasada Vuelta a España para poder acabar ganando.

"En Francia también hay 'Fuente De'", bromeaba el director, algo sorprendido de que la gente diera por difunto al Tour.

"Estamos aquí para ganarlo y no nos iremos sin dar la batalla", decía.

Como si hubiera notado que al Tour le hacía falta vida, desde el coche de equipo le insufló aire. Viento. Abanico que rompió la carrera y que resucitó al difunto.

"Froome sigue siendo el más fuerte. Lo es desde hace año y medio, pero eso no quiere decir que no se le pueda ganar", afirma Mauduit.

La ventaja es ahora menor y el nerviosismo ha cambiado de bando, ahora está en el lado del Sky.

Froome nunca ha ganado una carrera de tres semanas y no había sido antes jefe de filas de un equipo en el Tour, la prueba que más tensión genera, que más presión acumula, que más chispas hace saltar.

El británico no cambió el gesto al término de la etapa de Saint-Amand-Montrond, la primera en la que recibe un correctivo de sus rivales.

Es consciente de que este Tour lo tendrá que ganar solo, sin ejército y que su único sustento serán sus propias fuerzas. Sonriente, responde que "no todos los días se puede ganar" y felicita a sus rivales por el golpe asestado.

"Ahora llega el Mont Ventoux y espero que nos vaya mejor", afirma el ciclista del Sky que ha visto como el viento le alejaba un objetivo que parecía al alcance de su mano.

Mostrar comentarios