España - Australia: El epílogo más triste para la mejor selección de la historia

    • La generación de los Casillas, Xavi, Alonso o Villa se despide en un partido lastimoso después de un Mundial para olvidar que cierra una época irrepetible.
Termina el sueño
Termina el sueño

El purgatorio de Curitiba, el limbo brasileño, llega a su fin para una decepcionante España que tendrá ante Australia el epílogo que jamás se aventuró para la generación más majestuosa del fútbol español. La hornada de Xavi, Casillas, Alonso, Torres o Villa se va de la escena internacional por la gatera después de caerse con todo el equipo ante Holanda y Chile. Siendo lastimoso el epitafio, nada podrá borrar jamás el palmarés de unos futbolistas que trascendieron a su tiempo y fueron la primera selección de la historia en encadenar tres grandes títulos. Desde que se juntaron en 1997, Casillas y Xavi han batido categorías y ganado cinco títulos con la Federación española, incluidas las tres escarapelas de la absoluta y el Mundial sub-20 de Nigeria que prendió la llama de lo que se convertiría en un equipo de leyenda.

Pese a intuirse en una etapa crepuscular la columna vertebral de la selección, ni en el peor escenario se podía aventurar un desenlace así ante Australia, con España eliminada, el vestuario en una especie de guerra fría y Del Bosque sumido en la soledad del derrotado. Como es habitual en estos casos de gigantes derrotados, los roces no han tardado en aparecer. La selección del 'buenrollismo' termina con Alonso entre reproches y el entrenador con un halo de decepción que pone el interrogante sobre su continuidad. "Yo pienso en todos y los jugadores, sólo en ellos", declaró tras el incidente en el que retiró a Cesc el peto de titular por una actitud que interpretó malencarada.

Los hombres que llevaron al cielo a España se van en el momento más oscuro que se le recuerda al combinado nacional en tiempo. Xavi Hernández ya ha confirmado su marcha, igual que Alonso. Ambos han descarrilado en el torneo, el primero señalado tras la derrota ante Holanda y el segundo, sustituido en los dos partidos, se situó en el epicentro de la marejada que envuelve a España desde la eliminación cuando apuntó a una "falta de hambre" que sentó a cuerno quemado en las entrañas de un vestuario orgulloso y que, desde el entrenador, ha optado por un sorprendente discurso de normalidad tras desmayarse súbitamente.

Especialmente doloroso ha sido este Mundial para Casillas. El hombre que fue clave en los torneos de Austria, Sudáfrica y Ucrania y levantó al cielo la Copa del Mundo y las dos de Europa ha protagonizado un Mundial bochornoso, con errores sangrantes en ambos partidos. Por primera vez en su carrera, lo que un día fue una mentalidad granítica e infranqueable, hoy parece un universo de divagaciones. Brasil ha sido para Casillas lo que Shutter Island para el personaje interpretado por Leonardo Di Caprio: el lugar donde a uno lo hunden sus tormentos internos. Un portero que hizo de la máxima exigencia y la presión el caldo de cultivo de su enorme leyenda, se derrumbó, quién sabe si para siempre, con un par de soplidos de Robben y Van Persie. Él mismo ha insinuado que este ha sido su último servicio a una selección que contribuyó decisivamente a situar entre las más grandes de siempre. También parece agotada la aportación extracorpórea de Reina.

Capítulo a parte precisa la utilización de los dos delanteros de cabecera de la España más brillante: Torres y Villa. El Niño ha jugado en los dos partidos los minutos de la basura y el Guaje está inédito en el torneo. Su inclusión en la convocatoria fue de entrada apreciada como un agradecimiento a los servicios prestados más que la consecuencia de un estado de forma y la prestación de ambos en Brasil ha ratificado las dudas. Con un Diego Costa lejos del nivel exuberante que casi le convierte en un incidente diplomático entre su país de origen y España, ni Torres ni Villa han sido ni revulsivos ni recursos. Con el asturiano en el 'retiro' americano, se da por supuesto su deceso de la selección. Aunque Torres ha manifestado su deseo de seguir, será misión del seleccionador si es preciso reclutar a un jugador menguante que no es indiscutible en su club.El dilema de Del Bosque

"Si soy un estorbo para la Federación, me marcharé", resolvió Del Bosque, con contrato hasta 2016 pero entre dos aguas. La RFEF quiere su continuidad y él se debate entre su intención inicial de continuar y el aturdimiento y estupor que ha provocado la eliminación y la perspectiva de tener que segar a algunos miembros claves enuna reconstrucción que, excluidos los condicionantes emocionales, para nada debería ser traumática. Aunque igualar a la generación que se va se antoja quimérico, se asoma en España una hornada brillante, adoctrinada en el dictado del balón y con futbolistas como Thiago, Koke, Jesé, Isco o Deulofeu que ya acumulan horas de vuelo en algunos de los clubes más importantes del mundo. "Ningún jugador me ha dicho que no va a venir más. Cuento con Casillas y Xavi, nadie me ha dicho si siguen o no", dijo el entrenador alimentando el desconcierto de si es el hombre indicado para cerrar el capítulo más brillante y atreverse a abrir otro que cuenta con mimbres para ser apasionante.

Mostrar comentarios