Fórmula 1: Vettel, un tricampeón indestructible a prueba de golpes y agua

El duelo de posibles tricampeones se decantó a favor de Sebastian Vettel (Red Bull), que llegó al Gran Premio de Brasil con 13 puntos de ventaja respecto a Fernando Alonso (Ferrari) y al final tuvo que echar mano de ellos para salvar el Mundial de Fórmula 1 2012 porque las pasó canutas en Interlagos. Todo lo que le podía pasar le pasó, pero el germano se comportó como un titán y salvó los muebles, y eso que el inicio no pudo ser peor.

Un Fórmula 1 pasa de 0 a 100 km/h es menos de tres segundos. Casi tan rápido pasó Vettel de acariciar su tercer Mundial a tenerlo perdido. En la salida en Brasil, la última carrera, el piloto alemán se encogió preso de los nervios, y eso que apenas llovía un poquitín. El resultado fue que el brasileño Bruno Senna casi se lo lleva por delante. De hecho, embistió con su Williams al Red Bull del líder, pero el coche de la bebida energética se comportó de forma admirable.

Vettel cayó a la cola del pelotón mientras decía por la radio que su monoplaza estaba roto. Sus jefes de equipo le respondían que "alea jacta est", que siguiera apretando, que fuese lo que fuese no iban a poder arreglarlo. La suerte estaba echada… y ésta sonrío al alemán. Parecía increíble, pero enseguida su Red Bull recuperó el tiempo perdido y de la vigésima plaza pasó a estar en los puntos en un suspiro. Poco tardó también en llegar a situarse sexto.

Fernando Alonso necesitaba que sucedieran cosas raras para ser campeón porque en circunstancias normales parecía imposible que ganase el título con su Ferrari. En Brasil pasaban las vueltas y no lograba meterse en puestos de podio, requisito imprescindible para tener alguna opción. Sin embargo, las cosas raras se sucedían y el Mundial se le alejaba poco a poco.

Después del golpe de Vettel llegó la lluvia con algo más de fuerza, pero no la suficiente para provocar un error del teutón, que volaba por la pista detrás de Alonso, a una distancia prudencial, incluso permitiendo que se intercalase algún coche entre ellos. Mientras, en su equipo repasaban de arriba abajo una foto de la parte trasera del Red Bull del líder. ¿Cómo era posible que fuese tan bien? Los bollos en la carrocería eran evidentes, pero al final no se rompió nada vital.Accidentes, Alonso llega al podio... Pero el alemán resiste

Por fin, la amenaza de lluvia se cumplió y el Gran Premio de Brasil vivió unas vueltas locas con Vettel cambiando dos veces de neumáticos, su compatriota Nico Hulkenberg (Force India) chocando contra el británico Lewis Hamilton (McLaren) en la lucha por la segunda plaza, Alonso patinando porque tardó más en cambiar los neumáticos...

Pero ni siquiera el aguacero salvó a Fernando. Sebastian ya se había quitado los nervios del principio y siempre se mantuvo en una posición que le daba el título. Alonso llegó a ser segundo gracias al incidente anterior, pero Vettel se mantuvo quinto y eso le bastó para ganar el Mundial por tres puntos sobre el piloto español, que se batió como un titán y realizó un grandísimo campeonato... para morir en la orilla.

Nadie sale campeón después de un largo campeonato de 20 carreras sin merecerlo, y con Vettel ha pasado lo mismo. El alemán ha ganado cinco carreras, dos más que el español. Cierto es que su Red Bull se ha mostrado bastante superior al Ferrari y al resto de coches de la parrilla, sobre todo en la recta final del Mundial, pero tampoco se puede decir que haya tenido el título chupado.

Cuando ha necesitado remontar desde la parte de atrás del pelotón lo ha hecho, cuando ha tenido que apretar, lo ha hecho. Sí, Vettel ha tenido la suerte del campeón, pero ha sido un gran campeón.

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