Francia baja a las trincheras y derrota el juego físico de Ecuador

  • Lo avisó el seleccionador ecuatoriano, Reinaldo Rueda, Francia ha desarrollado un equipo de biotipo fuerte que se enfrentó a Ecuador usando como arma la intensidad física, seña de identidad del combinado suramericano y le derrotó en esa lucha de trincheras.

Gonzalo Domínguez Loeda

Río de Janeiro, 25 jun.- Lo avisó el seleccionador ecuatoriano, Reinaldo Rueda, Francia ha desarrollado un equipo de biotipo fuerte que se enfrentó a Ecuador usando como arma la intensidad física, seña de identidad del combinado suramericano y le derrotó en esa lucha de trincheras.

Frente al juego tradicional europeo en el que el pase y el "fútbol total" tienen un mayor peso, Francia, liderada por el seleccionador Didier Deschamps e impulsada por una generación de jóvenes jugadores en la que la mayoría tiene ascendencia africana, hace exhibición y derroche físico en cada partido sin olvidar sus fundamentos.

Y lo hizo frente al equipo que desde 2006, cuando el colombiano Luis Fernando Suárez se puso al frente, más ha hecho bandera de preparación física y alinea partido tras partido a jugadores que acuden sin temor al contacto.

Emblema de ese tipo de fútbol es el jugador del Manchester United y capitán de Ecuador, Antonio Valencia, portento físico que precisamente hoy fue expulsado tras un lance con Lucas Digne en el que el jugador francés no temió el contacto.

La escuela colombiana en Ecuador tiene hoy como nuevo emblema a Reinaldo Rueda, nacido en ese país suramericano y actual entrenador de Ecuador, que mantiene ese estilo que se hizo más presente que nunca cuando el combinado tricolor hubo de jugar con diez jugadores.

Embestida tras embestida, los franceses se replegaron, entraron al choque y salieron victoriosos pese a contar con la baja desde el inicio del Mundial de Franck Ribery, cuya capacidad de desborde lima el perfil físico de Francia y ha condicionado la preparación y alineación de Deschamps.

Al contraataque gozó Ecuador de sus mejores opciones durante un segundo tiempo en el que contar con un jugador menos mermó el juego del conjunto tricolor.

La velocidad y la potencia, otra de las armas de Ecuador en la fase de clasificación, chocaron continuamente contra la potente defensa francesa en la que Sakho se mostró implacable y contundente hasta que fue sustituido por Varane.

El joven central del Real Madrid tampoco mostró ningún hueco ni cedió ante el físico juego ecuatoriano muy bien escoltado en las bandas por Sagna y Digne que, junto con Koscielny, conformaron una defensa que resume a la perfección el carácter multiétnico de esta nueva Francia.

En el otro lado de la cancha, Ecuador se anotó una pequeña victoria al mantener su portería a cero durante los 90 minutos pese a tener enfrente a uno de los mejores ataques del torneo en el que Karim Benzema es un estilete continuo.

El combate físico tomó por momentos tintes tabernarios cuando se enzarzaron entre codazos y golpes el ariete francés, Olivier Giroud, y el defensa del Emelec Gabriel Achilier en la disputa de un saque de esquina.

El lance fue solo un aparte, junto con la expulsión de Valencia, en un partido en el que la intensidad no estuvo reñida con el juego limpio y en el que los contactos continuos no depararon enfrentamientos con más tensión.

Olivier había entrado solo unos minutos antes en substitución del jugador de la Real Sociedad Antoine Griezmann, una pieza de más calidad en el conjunto galo que en el cuerpo a cuerpo con la contundente defensa suramericana se vio superado y que aún espera su momento en el Mundial.

Tras la línea de cuatro pergeñada por Rueda, Ecuador contó con el que tal vez fue el jugador más destacado de su equipo, el arquero Alexander Domínguez que paró todos y cada uno de los tiros que sus defensas permitieron a los europeos.

Domínguez fue la contrapartida de la gran estrella de su equipo en este torneo, Enner Valencia.

El delantero del equipo tricolor estuvo errático durante todo el partido y acusó el cansancio acumulado durante los dos primeros encuentros.

Esa fue la única batalla que Francia ganó de antemano.

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