Georgia, un país donde el fútbol es más que una pasión

  • La selección española de fútbol inicia la defensa de su título mundial en Georgia, un país caucasiano de cerca de cinco millones de habitantes en el que el "pejburti" (balompié) es más que una pasión, pese a que hoy está lejos de sus mejores momentos.

Bernardo Suárez Indart

Tiflis, 9 sep.- La selección española de fútbol inicia la defensa de su título mundial en Georgia, un país caucasiano de cerca de cinco millones de habitantes en el que el "pejburti" (balompié) es más que una pasión, pese a que hoy está lejos de sus mejores momentos.

El fútbol llegó a Georgia a finales del siglo XIX de los pies de los marineros ingleses que mataban el tiempo libre con una pelota en el puerto de Poti, en el mar Negro, que baña la parte occidental del país, en aquel entonces parte del imperio ruso.

El juego extranjero tardó muy poco en enamorar a los georgianos y ya en 1906 en Tiflis fue inscrito oficialmente el primer club DE fútbol, el Sókol (Halcón, en ruso), que pocos años después tradujo su nombre al idioma local y pasó a llamarse Shevardeni.

Los inicios del fútbol en Georgia fueron recogidos en la comedia de la realizadora georgiana Nana Mchedlidze "La primera golondrina", película de gran éxito en la Unión Soviética y que en 1976, un año después de su estreno, fue premiada en el Festival de Cine Soviético.

"Las competiciones de principios del siglo pasado eran a nivel estudiantil, no tenía carácter regular. El segundo club del país, el Koljeti, fue fundado en 1913", dijo a Efe Tenguiz Gachicheladze, director del periódico "Lelo", el decano de la prensa deportiva georgiana.

El Dinamo de Tiflis, el club más laureado del fútbol georgiano, nació en 1925, cuando en la Unión Soviética aun no contaba con una liga nacional, que fue creada en 1936.

Los georgianos, famosos por su temperamento -algunos les llaman los italianos del Cáucaso- se entregaron en cuerpo y alma al deporte rey, y ya en 1937 Tiflis, la capital de la Georgia soviética, contaba con uno de los mejores estadios de toda la URSS.

La edad dorada del "pejburti" comenzó a mediados de los pasados años 70 y se prolongó hasta los comienzos del siguiente decenio, cuando el Dinamo de Tiflis ganó, en 1981, la Recopa de Europa al derrotar 2-1 al Carl Zeiss, de la desaparecida República Democrática Alemana, en un partido disputado en Düsseldorf.

Esa victoria ha sido hasta ahora el mayor logro del fútbol georgiano.

"¡Imagino la fiesta que se estará montando en Tiflis!", exclamó con el inconfundible acento gutural de los georgianos el actor Koté Majaradze, cuando comentaba ese partido para la televisión soviética.

Majaradze, ya fallecido, era uno de los comentaristas más queridos por los soviéticos y conocía bien a su gente: nada más sonar el pitido final en Düsseldorf decenas de miles de personas salieron a la calles de Tiflis a celebrar la victoria.

Y esto ocurría en el régimen soviético, que veía con recelo, si no reprimía, toda manifestación popular espontánea.

"Los líderes soviéticos siempre entendieron que el fútbol era importante para los georgianos", dice Gachicheladze, que recuerda que Eduard Shevardnadze, dirigente máximo de la Georgia soviética entre 1972 y 1985 y, posteriormente, presidente de la Georgia independiente, siempre asistía a los partidos del Dinamo de Tiflis.

A tal punto influía el fútbol en el ánimo de los georgianos, que las estadísticas registraban un brusco aumento de la productividad del trabajo los días que seguían a un victoria de un equipo de la república en la liga soviética, recuerda Revaz Shenguelia, representante de la Federación de Fútbol de Georgia.

Tras la independencia del país, en 1991, la selección georgiana de fútbol no ha sido pródiga en alegrías para con su afición, más bien al contrario: no han llegado a disputar ni un Mundial ni una Eurocopa.

A los georgianos aún les duele que en la fase de clasificación para Sudáfrica 2010 el combinado nacional dirigido entonces por el argentino Héctor Cúper no ganó ni un solo partido de los diez que disputó.

Pero la mala racha acabó este viernes, cuando los "cruzados", por las cinco cruces que luce la bandera de Georgia, derrotaron 1-0 a Bielorrusia en la primera jornada de la eliminatorias para Brasil 2014 y permiten a la afición del país caucasiano abrigar la esperanza de que algún día se haga realidad el sueño de ir a un Mundial.

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