Getafe-Bayern, cinco años del partido que situó Getafe en el mapa

  • El 10 de abril de 2008, hace hoy cinco años, el Getafe jugó el partido de vuelta de los cuartos de final de la UEFA ante el Bayern de Múnich, que, en la ida, disputada en el Allianz Arena, cedió un empate a un gol.

Juan José Lahuerta

Madrid, 10 abr.- El 10 de abril de 2008, hace hoy cinco años, el Getafe jugó el partido de vuelta de los cuartos de final de la UEFA ante el Bayern de Múnich, que, en la ida, disputada en el Allianz Arena, cedió un empate a un gol.

El Coliseum Alfonso Pérez vivió una noche de locura que muy pocos han olvidado. Ha pasado un lustro del duelo que unió a España en torno a un club humilde.

Parece que las historias a veces vuelven para cerrar círculos. Casualidad o no, ayer el Málaga sufrió lo mismo que el Getafe. Un equipo alemán, el Borussia Dortmund, apeó al cuadro andaluz de los cuartos de final de la Liga de Campeones de forma cruel, con dos goles en los minutos 91 y 94 que acabaron con el sueño de toda una ciudad.

El Getafe ya vivió aquello en sus carnes. Aquel partido ante el cuadro bávaro en el que todo un país se volcó para empujar a un equipo que llegó hasta los cuartos de final ganando a clubes como Twente, Tottenham o Benfica, acabó 3-3 tras 120 minutos de locura.

Los hombres que entrenaba Michael Laudrup estuvieron a punto de protagonizar una hazaña gloriosa.

Aquel duelo empezó mal. El Getafe, con alguna baja obligada por lesión, tuvo que recurrir al centrocampista Rubén De la Red para cubrir un hueco en el centro de la defensa. Y, poco después del pitido inicial, fue expulsado con 0-0 en el marcador.

"Recuerdo haber estado hablando con él. Su posición habitual no era la de central. Estaba un poco preocupado por si lo iba a hacer bien porque no se encontraba a gusto. Recuerdo la conversación con él justo antes. Pero si no le hubieran expulsado, a lo mejor no estaríamos hablando de ese partido y no habría pasado lo que pasó después", recuerda a EFE el entonces capitán, David Belenguer.

Precisamente Belenguer fue quien ingresó en el campo tras la expulsión del canterano del Real Madrid. "Teníamos muy cerca de la final de Copa y hablando con Laudrup decidimos que era mejor reservarse para la final. Pues tuve que salir y con diez, todo al revés de lo que habíamos planeado", añadió.

Entonces, el Getafe, inexplicablemente, se vino arriba y puso contra las cuerdas al equipo que dirigía Ottmar Hitzfield. Su presidente, Franz Beckenbauer, nada más conocer el resultado del sorteo, dijo no saber dónde estaba Getafe.

El rumano Cosmin Contra se encargó de mostrarle donde se ubicaba la ciudad del sur de Madrid con un gol en el minuto 44 que hizo saltar de su asiento en el palco al Rey Juan Carlos.

"Me acuerdo de sus palabras. Ellos, incluso el presidente, decían que no tenían información nuestra. Éramos un equipo debutante en la competición. Eso nos hizo más fuertes. Después de dos eliminatorias vieron quién es el Getafe. Se acordarán siempre", recordó Contra, que aquel día se dio una cabalgada tremenda para batir a Oliver Kahn, un portero que si perdía se retiraría para no jugar nunca más en Europa.

Pero como dijo el ex futbolista Gary Lineker, "el fútbol es un deporte que inventaron los ingleses, juegan once contra once, y siempre gana Alemania". Y a esa frase se apuntó Franck Ribery para empatar en el minuto 90 y mandar la eliminatoria a la prórroga. Todo un palo del que el Getafe se recuperó milagrosamente con dos goles de Javier Casquero y Braulio Nóbrega.

"Parecía un sueño. Después de los dos goles en la prórroga, no nos lo creíamos. Ni yo ni toda la gente. Estuvimos casi todos los minutos con uno menos, la eliminatoria estaba muy complicada frente a todo un Bayern con todas sus estrellas. El equipo dio una lección a todo el mundo", recordó Jaime Gavilán, único jugador que todavía se mantiene en la plantilla.

Después llegó la gran decepción. Cuando el partido agonizaba, el delantero Luca Toni logró dos goles en cuatro minutos fatídicos. El primero llegó tras un fallo tremendo del portero Roberto Abbondanzieri, que dejó escapar un balón aparentemente sencillo de agarrar. En el segundo lo hizo de cabeza con Kahn en el área tan desesperado por marcar que pudo hacer falta a Mario Cotelo.

"Siempre se señala a alguien injustamente. Es precisamente Kahn el que salta conmigo y me hace falta en la última acción de Luca Toni. Creo que cuando es una jugada que te sale mal, no se puede señalar a nadie, ni al "Pato". A cualquiera que le preguntes del equipo, analizando los últimos minutos, los culpables somos los que estamos en el campo", apuntó Cotelo.

"Teníamos la convicción de que íbamos a pasar y eso fue lo que nos llevo al error de no elegir bien las pérdidas de tiempo. Con el paso del tiempo, y lo hablamos entre nosotros, en ese momento teníamos dos goles de diferencia. Quizá nos crecimos por el ambiente que vimos y ahí sí que nos dejamos llevar por la euforia. Fue nuestro error", añadió.

Entonces llegó el pitido final y se consumó la desgracia. "Yo lloré. Fue por impotencia. Con ese 3-1 faltando cinco minutos ya dábamos por hecho que íbamos a pasar. Soltamos alguna lágrima. Lahm me dio la mano, me dio ánimos y me quedé con eso. Qué un jugador de ese nivel te levante del campo y te de un abrazo, significa mucho", rememoró Gavilán.

El Getafe tenía que afrontar una final de Copa ante el Valencia pocos días después, pero estaba destrozado. La perdió, y parte de culpa la pudo tener el varapalo del Bayern. Sin embargo, Belenguer, una autoridad en aquel vestuario, sacó algo positivo de aquel encuentro épico.

"Si hubiéramos pasado, no sé si se hubiese ganado la final de Copa, probablemente sí, pero sí estoy casi convencido de que habríamos bajado a Segunda División. El equipo estaba muerto, estaba cogido con alambres y no aguantaba ese ritmo. Jugar las semifinales de la UEFA, habría supuesto a lo mejor no conseguir alguno de los puntos que logramos para salvarnos en la penúltima jornada", reconoció.

El Getafe se salvó. No ganó la final de Copa. No pasó de cuartos de la UEFA, pero inscribió su nombre en la historia del mismo modo que lo hizo ayer el Málaga, que para su desgracia, también se cruzó con un equipo alemán. Han pasado cinco años, pero nadie olvida a un grupo de jugadores que enseñaron al Bayern de Múnich donde está Getafe. Beckenbauer, probablemente, lo tendrá bien señalado en un mapa.

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