El gigante ruso busca recuperar la gloria perdida

Encuadrada en la llave B junto a Inglaterra, Gales y la República Eslovaca, Rusia no presenta una diferencia futbolística con sus rivales acorde a su extensión territorial, por lo que vería como un éxito superar la primera fase, lo que no logra en competición internacional desde la Eurocopa-2008.

Rusia ya sufrió en la fase de clasificación para el torneo ante un país pequeño como Austria, ante la que se vio superada, logrando el pase merced a una impecable recta final con cuatro victorias consecutivas, encauzando una deriva de pobres resultados que propició el cese de Fabio Capello en julio de 2015.

El seleccionador Leonid Slutsky, de 45 años, sucesor del italiano, se ha erigido en un de los grandes artífices de la clasificación de Rusia para la Eurocopa. Apoyado en un grupo de jugadores veteranos, muchos de los cuales están a su cargo en el CSKA de Moscú, función que compagina con la de seleccionador, Slutsky ha conformado un equipo rocoso y que practica un juego directo y pragmático, con escasas concesiones a la galería.

Falta por comprobar si lo que ha funcionado en la fase de clasificación ante modestas selecciones como Moldavia o Montenegro será suficiente ante la Gales de Gareth Bale o la Eslovaquia de Marek Hamsik.

Una defensa prácticamente idéntica a la del conjunto moscovita, con el lógico acoplamiento entre sus integrantes, es posiblemente el punto fuerte de Rusia.

Además, el arquero Igor Akinfeev, de 30 años, y considerado como uno de los mejores del mundo en su puesto, y que disputará su cuarta Eurocopa, supone un seguro necesario que intentará paliar con atajadas salvadoras el escaso potencial ofensivo del equipo.

La edad de algunos de sus miembros, que no va acompañada de experiencia internacional, ni en las grandes citas con la selección, ni en las grandes ligas europeas, ya que todos los seleccionados participan en el campeonato ruso, crea una incógnita en un equipo que en dos años deberá dar una buena imagen en 'su' Mundial.

El primer país en levantar el trofeo de la Eurocopa, que ostenta en su palmarés tres subcampeonatos, busca una digna actuación que le haga revivir tiempos pasados y devolver la confianza y credibilidad al fútbol ruso.

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