Hungría se olvida de Nagy

  • Tres largos años le ha costado, pero la selección húngara parece haber superado ya definitivamente la imposibilidad de contar con su máxima estrella, el barcelonista Laszlo Nagy, que decidió no volver a jugar con el equipo nacional tras el Mundial de Croacia 2009.

Javier Villanueva

Novi Sad (Serbia), 17 ene.- Tres largos años le ha costado, pero la selección húngara parece haber superado ya definitivamente la imposibilidad de contar con su máxima estrella, el barcelonista Laszlo Nagy, que decidió no volver a jugar con el equipo nacional tras el Mundial de Croacia 2009.

Una decisión que sumió al conjunto magiar en una profunda crisis, que le llevó de lograr una brillante sexta plaza en tierras balcánicas, a ni tan siquiera ser capaz, un año más tarde, de superar la primera fase en un Europeo de Austria, que saldó con dos derrotas y un empate.

Fracaso que acabó con la salida del banquillo húngaro del seleccionador Istvan Csoknyai, que dejó su puesto a uno de los grandes mitos del balonmano magiar, el técnico Lajos Mocsai, el hombre que llevó por dos veces a Hungría, en 1986 al equipo masculino y al femenino en 2003, al subcampeonato mundial.

Un Mocsai que no tardó en devolver a los magiares a los primeros puestos del escalafón internacional, como demuestra la séptima plaza cosechada por Hungría en el pasado Mundial de Suecia, donde los centroeuropeos se garantizaron un puesto en los preolímpicos clasificatorios para los Juegos de Londres.

Éxito que permite a los húngaros afrontar sin presión el Europeo de Serbia, donde Mocsai, consciente de las dificultades que entrañará lograr el único billete olímpico, se ha marcado como reto acabar de perfilar un equipo, que buscará su plaza en Londres en los preolímpicos del mes de abril.

Para ello, el técnico magiar no ha dudado en recurrir al sempiterno campeón húngaro, el Veszprem, el equipo que Mocsai dirige desde 2007, como base de una selección, que a falta de grandes estrellas, sustenta sus aspiraciones en la fortaleza de un grupo sin apenas fisuras.

Lo que no excluye la presencia del talentosos jugadores como el central Gabor Csaszar o el cañonero Ferenc Ilyes, sin olvidar, a Tamas Mocsai, el hijo del seleccionador, que tras vivir durante años a la sombra de Nagy, parece haber asumido definitivamente el papel de líder que le corresponde por su dilatada experiencia en los mejores equipos del campeonato alemán.

Una solvente primera línea en la que Mocsai no podrá contar esta vez con el veteranísimo Carlos Reinaldo Pérez, a quien ha preferido dar descanso, con la intención de que el jugador de origen cubano,al que sus ya cuarenta años obligan cada vez más a dosificar sus esfuerzos, llegue en perfectas condiciones al preolímpico.

Circunstancia que agrava la ausencia del joven Mate Lekai, un polivalente jugador capaz de manejarse a la perfección tanto en el central como en el lateral, y al que una inoportuna lesión de rodilla le impedirá ratificar las muy buenas impresiones que dejó en el pasado Mundial de Suecia.

Un objetivo, brillar en su debut en una gran competición internacional, con el que llega a Serbia el prometedor lateral derecho Gabor Ancsin, de tan sólo veintiún años, que parece destinado a ocupar en un futuro no muy lejano el inmenso vacío dejado con su renuncia por Laszlo Nagy.

Piezas básicas aunque no las únicas de un equipo, en el que también jugarán un papel protagonista los extremos Tamas y Gergo Ivancsik, punta de lanza del contragolpe magiar, o el pivote Szabolcs Zubai, que deberá hacer olvidar la marcha del veterano Gyula Gal.

Mimbres con los que Lajos Mocsai ha conformado una rocosa selección capaz de doblegar a cualquiera como demuestran sus triunfos el pasado mes de noviembre en la Copa Cuatro Naciones sobre Serbia o la República Checa, o su más reciente victoria sobre Alemania en el amistoso disputado en Magdeburgo.

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