La lesión de Amat, la cruel suerte de España

  • Pol Amat se sentó en el banquillo del Morris Brown College de Atlanta el 2 de agosto de 1996 para ver la final de los Juegos de hace 16 años. No fue titular, pero jugó parte de aquel partido en el que España ganó una de las tres platas de su historia olímpica.

Olga Martín

Londres, 2 ago.- Pol Amat se sentó en el banquillo del Morris Brown College de Atlanta el 2 de agosto de 1996 para ver la final de los Juegos de hace 16 años. No fue titular, pero jugó parte de aquel partido en el que España ganó una de las tres platas de su historia olímpica.

Toni Forrelat confió en aquel chico que, con apenas 18 años, vivió sus primeros Juegos y aseguraba la prolongación de una de las sagas más importantes del hockey español.

Ayer, Pol Amat (Barcelona, 1978), el único español que ha sido premiado como el mejor del mundo (2008), afrontaba el segundo partido de Londres 2012, sus quintos Juegos Olímpicos, en los que anhelaba colgarse el oro que se le resistió hace cuatro años en Pekín y también en los lejanos de Atlanta.

Pero una caída a los 22 minutos frenó en seco ese sueño. La jugada, muy cerca de la zona del campo en la que Santi Freixa se rompió el cúbito hace tres días, acabó con un montón de ilusiones del equipo español.

La luxación en el hombro le impedirá volver a jugar en estos juegos tan especiales para él, que había preparado con la dificultad de compaginar su trabajo de asesor financiero y a los que llegó con el convencimiento de que España merece el oro que tanto se le resiste.

Es difícil tener tan mala suerte. El seleccionador australiano saludaba con cariño a Dani Martín después del 5-0 de ayer y le decía que es increíble lo que le ha pasado a España, antes incluso de conocer el alcance de la lesión de Amat.

Y es que los españoles tienen que encajar la baja de Pol Amat cuando aún no han asimilado la de Santi Freixa, dos nombres bandera del hockey español y piezas básicas en un equipo que se queda en Londres con su ataque doblemente mermado.

Haces tres días, después de empatar con Pakistán, Amat decía que quedaba mucho por hacer tras la lesión de Freixa, jugador que le relevó en la capitanía que Pol alternó con Rodrigo Garza tras los Juego de Pekín y hasta el Mundial 2010.

Sin Amat, además de otro delantero, España se queda sin uno de los jugadores que respira hockey por todas partes. Nieto (su abuelo fue uno de los fundadores del Egara), hijo (su padre es Francisco Amat), sobrino y primo de medallistas olímpicos, Pol Amat reconoce con humildad que estaba obligado a intentarlo y que de no haber sido así le habría gustado probar con el fútbol o el golf.

Con una timidez que choca con su inabarcable palmarés (303 partidos con España), Amat explica que el hockey "es una manera de vivir y un estilo de vida", una vida que le dio lo mejor y lo peor hace cuatro años cuando días después de coronarle el mejor del mundo le arrebató repentinamente a su madre un 30 de diciembre, fecha que menciona como su peor pesadilla.

Mostrar comentarios