Löw, el eterno insatisfecho

No se dejó ni siquiera impresionar, como casi todo el mundo, por el sólido 3-0 de Alemania sobre Eslovaquia el domingo en los octavos de final de la Eurocopa: Joachim Löw, el eterno insatisfecho, pidió automáticamente a sus jugadores que hagan todavía más, antes de unos cuartos de final que se presentan explosivos.

La prensa deportiva alemana es exigente y Löw la conoce perfectamente, por lo que no baja nunca la guardia.

"Salvo cuando ganamos a Brasil en su casa por 7-1 en la semifinal del Mundial, siempre hay algo que no funciona en nuestro equipo", lamentó recientemente Thomas Müller, sobre ese eterno descontento de los analistas y comentaristas alrededor de la Mannschaft.

El domingo, la prensa internacional no ahorró en elogios hacia la selección alemana, que no vio peligrar en ningún momento su pase a los cuartos de final y que mostró su cara más autoritaria desde el inicio de la competición.

En la conferencia de prensa posterior al partido, Löw intentó poner freno a la euforia.

"Globalmente hemos hecho un buen partido defensiva y ofensivamente, pero con todo el respeto que tengo por el adversario no es la referencia para saber si podemos ganar el torneo", respondió.

"Todavía tenemos que mejorar si queremos ganar el torneo. En todos los aspectos tenemos que elevar nuestro nivel", añadió.

¿Un discurso estratégico para evitar un exceso de relajación? En parte así es, sin duda.

"Voy a dormir bien", afirmó el domingo Löw cuando le preguntaron por el rival de cuartos de final, que se iba a decidir un día después entre Italia y España.

Pese a que la efectividad de Alemania ante los eslovacos fue positiva y supuso una sensible mejora, Löw avisa de que habrá que "aprovechar mejor las oportunidades" ya que otros adversarios no darán tantas opciones.

Alemania lleva cinco partidos sin recibir goles y sólo está a uno de un viejo récord que se remonta a hace medio siglo. Ni eso parece despistar al seleccionador, exigente y obsesionado con no salirse del camino prefijado: "Tendremos equipos con más peligro en nuestro camino", repite insistentemente.

Siempre tiene un "sí, pero", signo de un perfeccionismo típicamente germánico y que ha convertido en seña de identidad desde hace 10 años en una Alemania que, con esa fórmula, ya fue campeona del mundo hace dos años en Brasil.

Löw no mira atrás, sólo hacia adelante, sea a corta o larga distancia. Incluso está haciendo ya planes para diseñar cómo debe ser la selección alemana del futuro.

"En Alemania, en este momento, en la formación, cuando veo los entrenamientos de equipos juveniles, veo mucho juego de pase", explicó recientemente en una conferencia de prensa.

"Los alemanes han mejorado con respecto a cuando yo comencé. En aquella época, el juego de pase era un desastre. Era lento, con demasiadas carreras con el balón en los pies. Hemos mejorado eso y eso es bueno, pero debido a ello hemos olvidado animar e incitar a los jugadores a afrontar el uno contra uno", añadió Löw.

El seleccionador ha estado hablando de esa tendencia de los equipos juveniles con el director técnico nacional alemán, Hansi Flick, su adjunto en la selección hasta el Mundial-2014.

¿Será para aprovechar la nueva orientación? No es seguro que así sea, pero lo que nadie puede negar es que Löw no esté implicado con el proyecto, fiel a su perfeccionismo sin límites.

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