Las luchadoras mongolas e indias pelean con la tradición

Las luchadoras mongolas e indias, durante largo tiempo impedidas de entrar en la cancha de este deporte masculino por excelencia, lograron romper la tradición gracias a sus éxitos internacionales y al valor de algunos entrenadores, y esperan brillar en los Juegos de Rio-2016.

"La gente nos mira mal cada vez que nos ponemos la ropa de entrenamiento. Dicen que 'es malo'", explica a la AFP la india Vinesh Phogat, de 21 años, originaria de una familia de prestigiosos luchadores del norte del país.

"Es más fácil para un hombre ser luchador en Mongolia. Las mujeres están obligadas a ser mentalmente mucho más fuertes", confirma Soronzonboldyn Battsetseg, de 24 años y que creció en la estepa combatiendo con niños de su edad.

"Los hombres pensaban que el tatami era un lugar sagrado y que las mujeres no deberían estar autorizadas a pisarlo porque son impuras", coincidió Tumendembereliin Sukhbaatar, uno de los entrenadores -todos hombres- del centro de entrenamiento en la región de Ulan Bator, la capital de Mongolia. El preparador vendió su apartamento para financiar los desplazamientos internacionales de sus pupilos.

Coraje y perseverancia es lo que necesitaron Vinesh Phogat, su prima Babita y su compañera de equipo Sakshi Malik porque crecieron en Haryana. Esta ciudad cercana a Nueva Delhi es famosa por sus consejos locales dominados por hombres, que controlan y administran la vida de la comunidad y en los que la mujer no tiene voz ni voto.

Los matrimonios fuera de casta o de religión siempre conllevan castigos, incluidos "asesinatos de honor" (generalmente de mujeres que han deshonrado a su familia). La selección del sexo mediante el aborto también es común.

Los locales tenían también la costumbre de reñir a los padres de Sakshi cuando, siendo todavía muy joven, se vestía de una manera poco ortodoxa.

"Me dolía y no entendía por qué la gente decía tantas bajezas siendo yo tan joven", recordó Sakshi, que comenzó a entrenarse con solo 12 años.

En Mongolia, la leyenda cuenta que una princesa del siglo XIII que se negaba a casarse con un hombre incapaz de derrotarla en combate pudo originar la prohibición de las mujeres luchadoras.

Su historia, que llegó a Occidente con Marco Polo, inspiró la ópera de Puccini, Turandot.

La mirada de los indios comenzó a cambiar después de la medalla de oro de Geeta Phogat, la hermana mayor de Babita, en los Juegos de la Commonwealth 2010, convirtiéndose de paso en la primera india clasificada para unos Juegos Olímpicos, los de Londres-2012.

El clan Phogat atribuye su éxito a su padre y a su tío, el también luchador Mahavir Singh Phogat: "Las niñas recibían más palos que los niños repitiendo que no somos más débiles que ellos", recuerda Vinesh, la sobrina de Mahavir, el entrenador señalado por los tradicionalistas de Haryana, cuya carrera fue llevada a la pantalla por Bollywood.

Como los Phogats, Sakshi se convirtió en una estrella local tras su medalla de plata en los Juegos de la Commonwealth 2014.

"Es muy sorprendente ver cuánta gente puede cambiar tan rápido y cómo se interesan por mí ahora que soy famosa", se alegra Sakshi hablando de la gente de su pueblo, que se pelea por hacerse fotos con ella.

Tercera en la categoría de 63 kg en los Juegos de 2012, la primera medalla olímpica de Mongolia desde 1980, la sonrisa de Battsetseg adorna ahora las vallas publicitarias de Ulan Bator. "Cuando vuelvo a casa, me reciben como si fuera el presidente", explicó a la AFP.

A pesar de sus dos títulos mundiales y una medalla de plata, está convencida de que nunca la autorizarán a practicar el naadam, los "tres juegos de los hombres" -lucha, equitación, tiro con arco- de su país.

Pero la luchadora se burla y adelanta su teoría: "¡Tienen miedo de que los derrotemos!".

Si Battsetseg se benefició plenamente del sacrificio y de la "locura" del entrenador Sukhbaatar, Sakshi y Vinesh gozaron del respaldo inquebrantable de su familia.

"Mi vida es muy especial con respecto a la de mis amigas. Algunas han estudiado un poco antes de regresar a las tareas del hogar. Las que se casaron se ocupan de su marido y de sus hijos", dice Sakshi.

Las dos indias lucirán un sari orgullosas en la ceremonia de apertura el viernes en Rio.

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