Todo el madridismo se echó las manos a la cabeza, se preguntó: '¿Ese Kaká es el del Madrid?' Todos lo sabían, pero querían confirmarlo. El brasileño arrancó con unas ganas que no mostraba hace mucho tiempo y desmontó a las defensa del Barça en varias acciones.
Todavía le queda para volver a ser el que fue, pero en Milán confían en él. Le dan minutos, la afición le quiere y Kaká se siente a gusto. No parecía el jugador que hibernó cuatro años en Madrid.
Entre Kaká y Robinho fabricaron el primer gol del partido. Los dos brasileños salieron del Madrid por la puerta de atrás, quizás por eso tenían ganas de demostrar su fútol ante el Barcelona.
El equipo milanista cerraba espacios en su propio terreno de juego y eran ellos dos los que salían rápido al contraataque. Kaká incluso le sacó una amarilla a Alexis, que solo pudo pararle en falta.
El brasileño también ayudó en labores defensivas. Allegri planteó un sistema 4-5-1 con el '22' milanista tirado hacia el costado izquierdo. Por esa zona entraba Dani Alves, uno de los jugadores más incisivos del Barça.
Kaká no es un jugador acostumbrado a defender, pero sabía que ante el Barça le tocaba. Muy cerca de su área cortó un pase peligrosísimo de Messi que buscaba a Alexis.
Allegri vio que el ataque del Milan necesitaba un respiro, pero no sustituyó al '22', sino a Robinho. A pesar de haber salido hace unos días de una lesión, aguantó 70 minutos, como habían pactado antes del partido.
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