Fallece a los 60 años

Maradona, el Pibe de Oro que convirtió en mito todo lo que tocaban sus manos

Genio incomprendido y maestro de la contradicción, deja huérfano el mundo del fútbol tras una vida plagada de polémicas dentro y fuera de los campos.

Diego Armando Maradona, con el FC Barcelona.
Maradona, el Pibe de Oro que convertía en mito todo lo que tocaba con su mano
FC Barcelona

La Mano de Dios. el Pelusa. El Barrilete Cósmico. D10S. El Cebollita. Cuando alguien acumula tantos nombres, o bien es una deidad compartida por más de una fe... o se apellida Maradona. Para los amigos, para todos, simplemente Diego, el genio que hizo posible acabar con el maleficio de Argentina en los Mundiales con aquel palmeo histórico ante Shilton en México 86': solo un genio podría anotar el que es considerado uno de los mejores goles de todos los tiempos y hacerlo de manera ilegal. Hoy, todas las Argentinas que caben en el mundo lloran la muerte de Diego, que nos deja huérfanos de fútbol, moviolas y mitos mal curados.

Maestro de la contradicción, amigo íntimo de Fidel Castro, capaz de promocionar una campaña antidroga en plena adicción a la cocaína, Dios de la Iglesia maradoniana que lleva más de dos décadas recaudando fondos y engordando su bolsillo… La vida de Diego desde que nació en el extrarradio más pobre de Buenos Aires, no cabría ni en cien libros. Como tampoco lo harían sus manes y desmanes con el fisco italiano o su infinita capacidad para generar negocio con cada bocanada de aire que exhalaba.

Cual Rey Midas, Diego fue un ídolo de masas desde sus comienzos en Argentinos Juniors con apenas 16 años. En Boca se hizo leyenda: allí vieron cómo se erigía en el líder del equipo y de la selección nacional. De hecho, cuando el FC Barcelona pagó 1.200 millones de pesetas por él en 1982 se convirtió en el mayor fichaje de la historia hasta entonces. Una inversión que tardó cuatro años en concretarse y tan importante que no se superaría esa cifra hasta 14 años después, cuando Pedja Mijatovic recaló en el Real Madrid por 1.489 millones de pesetas.

Diego Armando Maradona, el 'Pibe de Oro' que convirtió en mito lo que tocaban sus manos
Diego Armando Maradona anota el Gol del Siglo ante Inglaterra en México 86'.

Agencia EFE

Desde su salto a Europa, Diego pasó a ser Maradona, de ser una joven promesa de un humilde barrio bonaerense a una estrella en Europa. Tenía 21 años, pero ya asustaba tanto a sus rivales que Goikoetxea no dudó en romperle la rodilla en una de las entradas más salvajes que se recuerdan en el fútbol moderno. El jugador del Athletic, sancionado el tiempo que durase la lesión, caería en el olvido, mientras que Maradona volvió por sus fueros y terminó siendo uno de los mayores iconos de la historia culé… A pesar de haber pasado solo dos años en la Ciudad Condal.

En el Nápoles firmó uno de los contratos más lucrativos de aquel momento. Empezaba la leyenda del Pibe: fue de los primeros futbolistas que firmaba un patrocinio exclusivo con una marca deportiva (con Adidas), al estilo de lo que Michael Jordan haría poco después con Nike en la NBA. Tras conquistar el Mundial de 1986, su figura se agrandó hasta el punto de llegar ser protagonista de canciones y películas de todo tipo. El Rey Midas empezaba a generar dinero a espuertas.

Pero en aquella época empezaron los problemas con Hacienda: hace unos años, el fisco italiano aún le reclamaba 39 millones de euros por no haber pagado el IRPF durante su estancia en el Nápoles. De hecho, en 2006, en uno de sus escasos viajes a Italia, los inspectores lo estaban esperando en el aeropuerto para cobrarse lo que pudieran (en aquel caso, solo un reloj de 11.000 euros). Diego solía argumentar que él no se ocupaba de dichos asuntos fiscales y que quienes lo tenían que hacer eran el entonces presidente y propietario del club, Corrado Ferlaino, y su representante Guillermo Coppola.

Huyó de las autoridades italianas tras la temporada 1990-91 y, tras un año en blanco, fichó por el Sevilla. En el Sánchez Pizjuán aún presumen de haber visto a Diego en primera persona, aunque el sueño duró apenas 26 partidos, hasta que el genio se cansó de todo: de Europa, del fisco italiano, del fútbol. Volvió a la Argentina, donde su retirada se prolongaría durante tres años, hasta 1997. Entre medias, pudo jugar (y brillar) en el Mundial de EEUU 94', tras haber sido suspendido 15 meses por dar positivo por cocaína. Colgó las botas en Boca, su casa, con 37 años. Después, quiso dedicarse a entrenar. Y nadie jamás dudó de que debía dirigir a Argentina en el Mundial de Sudáfrica de 2010, a pesar de no tener casi experiencia en los banquillos. Así era el Pibe de Oro. Pero esa historia es para otro libro.

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