Mundial 2010. En Argentina, Messi no es el del Barça ni Di María el del Benfica

  • Arrancó el Mundial 2010 para Argentina y lo hizo sin sorpresas: volvió a jugar mal, volvió a mostrar muchas carencias y volvió a ganar, aunque sus estrellas como Messi y Di María no brillan como en sus equipos.
Una Argentina con dos caras suma sus primeros tres puntos
Una Argentina con dos caras suma sus primeros tres puntos
Óscar Rodríguez

Se han escrito páginas y páginas, sobre todo en Argentina, sobre las diferencias entre el Messi que maravilla en el Barcelona y el que a duras penas puede ayudar a su equipo en su selección. El debut en el Mundial 2010 de la Albiceleste fue un nuevo ejemplo.

Messi fue el mejor, fue el que más peligro creó sobre la portería contraria, pero sigue sin mostrar el nivel que exhibe en el Barcelona. Posiblemente porque no está rodeado de Xavi, ni de iniesta, ni de el resto de futbolistas que forman el mejor equipo del mundo.

En Argentina, Messi juega más retrasaso, como enganche entre el centro del campo y los dos puntas, Higuaín y Tévez, y no le llegan los balones con los que sí cuenta en el Barça. Verón no aporta al equipo y con Mascherano no hay 'feeling'. El estilo de Maradona provoca bostezos. Domina más que su rival, pero no sirve más que para ver cómo sus jugadores se pasan el balón.

No hay profundidad, no hay estilo, no hay jogo bonito. No, tampoco ayudó esta vez el desaparecido Di María. Sí, salió en el once inicial del 'Pelusa', pero no, no jugó. Dos llegadas al área rival en 80 minutos y tres centros puestos desde la izquierda es poco bagaje para quien dicen que va a ser el próximo inquilino de la banda siniestra del Bernabéu.

Le pasa lo mismo que a Leo. Está solo, tiene que hacer la guerra por su cuenta, y el fútbol de su equipo se resiente.

El futuro de Argentina es negro a tenor de lo visto en su debut mundialista. El problema se llama Maradona: fue el mejor en su momento sobre el terreno de juego, pero nunca lo será en el banquillo. O sus jugadores dan un golpe de estado y deciden hacer la guerra por su cuenta o no llegará muy lejos. A no ser que vaya cruzándose con equipos inocentes como Nigeria uno tras otro... pero tanto irá el cántaro a la fuente que al final se romperá.

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