Mundial atletismo Moscú 2013: Eusebio Cáceres se queda a un centímetro de las medallas

Nunca un "casi" fue tan infignicante y, a la vez, tan importante. A un "casi", a un poquito, a apenas un centímetro se quedó Eusebio Cáceres de saborear su primera medalla mundialista en salto de longitud. El español concursó bien, firmó tres saltos por encima de 8,20 pero acabó cuarto. Su regularidad de nada le sirvió ante los saltos de Rivera y Gaisah, que le superaron por uno y tres centímetros. Menkov, el ganador, está en otro mundo.

El concurso ya mepezó fuerte desde el principio, al que no puso nervioso al alicantino. Giasah, Reif y Menkov empezaron saltando entorno a los 8,10. El español se olvidó de la presión, se colocó en la marca de salida y arrancó la carrera. Lo hizo, como siempre, acelerando al máximo y ajustando en los últimos cuatro pasos. Ajustó bien y brincó mejor. Voló hasta los metros y nueve centímetros.

Con eso le bastaba para asegurarse la mejora y para acabar de entrar en la competición. Pero él no se conformó. En su segundo intento se puso líder de la prueba con un gran salto que los jueces cifraron en 8,25. El mismo salto que dos días antes había hecho en la clasificación. Todo se ponía de cara para el español, pero entonces apareció Menkov.

Eusebio lo avisó el jueves: "el ruso puede hacer un salto de ocho metros y medios". Parecía que le había escuchado. Menkov se fue hasta los 8,52; un salto estratosférico con el que establecía un nuevo récord nacional con el que obligaba a la mayoría de sus contrincantes a saltar más que nunca en sus vidas si querían el oro. Nadie lo haría pero él siguió empeñado en arrancar los aplausos de los aficionados del Luzhniki: 8,56 en su quinto intento.

Precisamente en esa quinta ronda de saltos Cáceres caería del podio. Antes el holandés Gaisah había saltod 8,29 para desplazarle a la tercera posición. Minutos después el mexicano Luis Rivera se fue hasta los 8,27. El español estaba a dos centímetros de las medallas. En su penúltimo salto mejoró un centímetro, misma distancia a la que tenía las preseas.

Tan sólo le quedaba una oportunidad. Sus rivales no mejoraron. Todo dependía de él. Pidió el apoyo del público, que le respondió con miles de palmas acompasadas. Corrió, se apoyó en la tabla y saltó. La medición indicó 8,20; insuficiente para subir al podio. Pese a ello, el español acabó contento. Sus razones tiene después de ser campeón de Europa sub23 y de tres saltos por encima de 8,20 en una final del mundial. Fue cuarto y se llevó la medalla de chocolate. Un chocolate que suele ser amargo pero que, en este caso, es muy dulce.