Phelps y el sueño de ser abanderado olímpico de EEUU

Después de cuatro Juegos Olímpicos y un récord de 22 medallas, Michael Phelps participará por primera vez en Rio-2016 en la ceremonia de apertura, y nada menos que como el abanderado de Estados Unidos.

Y desde ya proyecta una montaña rusa de emociones en sus "potenciales" últimos Juegos.

"Es un sueño hecho realidad, algo que nunca pensé que tendría la oportunidad de hacer. Cuando me lo dijeron se formó la sonrisa más grande que pueden imaginar y hasta derramé algunas lágrimas de alegría", expresó en una rueda de prensa este miércoles.

"Es un tremendo honor (...), será una de las cosas más emocionantes que haré", añadió y repitió después a lo largo de la rueda de prensa.

Phelps, ganador de 22 medallas, 18 de ellas de oro, fue elegido, en una votación por los deportistas estadounidenses presentes en los Juegos, para llevar la bandera el 5 de agosto en el mítico estadio Maracaná.

Y en una dosis adicional de emoción al asunto, en la tribuna estará su novia Nicole Johnson y su bebé Boomer, de meses.

"Mis emociones van a multiplicarse por 10", pronosticó.

Cuando era niño, Phelps veía en la televisión la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos "con todos los atletas sonrientes y felices" y reflexionaba: "debe ser excelente llevar la bandera".

Pero pensaba que lo haría, no que llegaría a competir internacionalmente.

Y llegó Sídney, y luego Atenas, y después Pekín y finalmente Londres y en todas decidió no participar porque las competencias de natación comenzaban al día siguiente.

"Me dijeron que serían cuatro horas y media" de pie. Le preguntó a su entrenador desde los 11 años, Bob Bowman, si lo debía hacer y entre ambos llegaron a la decisión de que no había cómo rechazar la invitación.

En Rio, el 'Tiburón de Baltimore' competirá en los 100 y 200 m mariposa y los 200 m individual combinado, y probablemente en los relevos 4x200 m libres y 4x200 m combinado.

Y la piscina enfrentará fuertes y más jóvenes oponentes, como el húngaro Laszlo Cseh, el japonés Kosuke Hagino, y su compatriota Ryan Lochte. Aunque todos saben cómo es de bueno nadando bajo presión.

El equipo estadounidense, dueño histórico del medallero de natación, entrenó la noche del martes por primera vez en el Estadio Acuático, en el Parque Olímpico de Barra de Tijuca (oeste de Rio).

"Me pareció excelente, creo que hay mucha adrenalina, estoy muy emocionado. Estaba pateando y visualizaba el estadio lleno, los espectadores gritando y eso me emocionó mucho más", señaló.

Y en medio de la crisis por el caso de dopaje en Rusia, que sacudió al mundo del deporte, fue claro al afirmar: "No puedo decir que he competido en un deporte limpio".

"Lo que puedo hacer es controlarme y en eso me enfoco", añadió.

Los últimos dos años en la vida de Michael Phelps han sido de cambio. Desde su arresto por conducir ebrio, decidió dar un giro a su vida.

Dejó atrás a los "amigos" tóxicos, se comprometió con Nicole Johnson, hizo las paces con su padre, que le criticaba su vida loca, y se sintió realizado con el nacimiento de Boomer.

Y en Rio "podré terminar mi carrera de la manera que quería", indicó.

"Me estoy divirtiendo de nuevo, estoy disfrutando lo que estoy haciendo (...). Tengo la cabeza clara dentro y fuera de la piscina", indicó.

En la cuenta regresiva a la ceremonia de apertura, Phelps se cruzó en la Villa Olímpica con el tenista Novak Djokovic y se tomó una foto con él.

"Hablamos de los horarios, nos deseamos suerte. Muy simpático, he visto varios de sus juegos por la televisión", contó.

¿Serán los últimos Juegos para Phelps? Él insiste en que "potencialmente" lo son.

Su compañero de equipo y ahora de habitación, Ryan Lochte, es más escéptico.

"Honestamente no creo que sean sus últimos, como lo dije en 2012, así que creo que volverá", aseguró.

Por lo pronto, Phelps promete "muchos fuegos artificiales" a partir del sábado en las piscinas de Rio.

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