No hubo saludo entre José Mourinho y Manuel Preciado, que se evitaron hasta después del encuentro. Aunque los protagonistas lo negasen, todavía escocía el cruce de declaraciones del partido de ida, cuando el entrenador portugués dijo que el Sporting había ido regalado el partido que jugó contra el Barcelona en el Camp Nou, y el técnico sportinguista llamó a su homólogo "canalla" y dijo que le sentaría junto a los hinchas radicales del cuadro gijonés. Ahora, Preciado, que se equivocó entonces igual que Mourinho (de hecho él llegó al insulto), se ha convertido en el verdugo del Real Madrid en Liga. O más bien el equipo de Chamartín se metió un tiro en el pie con su nefasto partido porque el Sporting hizo su partido, pero los locales decepcionaron.
El día que el Real Madrid homenajeó a Ronaldo, aquel futbolista cuyo nombre estará ligado por siempre a su sonrisa y sus goles, ese día, el equipo blanco firmó un partido malo de solemnidad, un auténtico tostón. Realmente, el público que asistió al Bernabéu sólo se puso en pie para agradecer a El Fenómeno los servicios prestados porque lo que se vio después del pitido inicial fue la antítesis de la alegría que transpiraba el delantero brasileño.
Se venía venir nada más ver la alineación. Las ausencias de Marcelo, Xabi Alonso, Cristiano Ronaldo y Benzema no auguraban nada bueno porque son cuatro piezas clave, y menos cuando Mourinho decidió poner en el centro del campo un trivote formado por Granero, Khedira y Lass. Fútbol de encefalograma plano con los dos pivotes defensivos, a lo que se unió la apatía del equipo en general salvo de Di María, que jugó revolucionado pero casi siempre acabó tirado en el césped. Encima, luego Mou retiraría a Granero, el único que intentaba aportar lucidez.
El equipo local regaló la primera parte con apenas un par de remates, uno de ellos un gol anulado a Carvalho. Y desperdició gran parte del segundo tiempo jugando al mismo ritmo cansino y con un fútbol previsible, aunque esto último era consecuencia de lo que había en el campo. Ya nadie dirá que sin Cristiano Ronaldo el Real Madrid juega mejor. Que sin Xabi Alonso el juego es un drama ya se sabía. Sólo hasta que De las Cuevas adelantó al Sporting, que empezó tímido y se fue soltando, el Real Madrid se puso el mono de trabajo y buscó una remontada imposible gracias a la labor de Juan Pablo, que sacó balones imposibles al reaparecido Higuaín, que no pudo hacer de salvador, y a Adebayor, que se cortó la melena y se ha diluido.
La Liga se le ha puesto casi imposible al Real Madrid, a cinco puntos del líder, el Barcelona, y con un partido más. Si los azulgranas puntúan en El Madrigal, adiós. Y el récord de imbatibilidad de Mourinho como local también ha llegado a su fin. Desde el 22 de febrero de 2003 no perdía un partido en casa un equipo de Mou. Entonces, el Oporto al que acababa de llegar cayó 2-3 ante el Beira Mar. En el Oporto, luego en el Chelsea y luego en el Inter de Milán y el Real Madrid, Mourinho fue sumando partidos a un registro histórico que ha durado nueve años y 38 días y que saltó por los aires cuando De las Cuevas batió a Casillas. Ahora, al equipo le quedan las opciones de la Copa del Rey y la Champions salvo descalabro impensable de los de Guardiola en Liga. Y en este milagro ya no cree casi nadie, y el primero es The Special One, que antes de jugar dijo que si no ganaban, la Liga se escapaba.
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