El pueblo de la Mancha del que se acuerda Iniesta

Entre viñedos y tierras de labor está Fuentealbilla, un pequeño pueblo de Castilla-La Mancha, de apenas 2.000 habitantes, que sigue paralizándose cada vez que su hijo predilecto, Andrés Iniesta, salta a los terrenos de juego y que lo hará también durante la Eurocopa de Francia.

"Es un honor tenerlo de paisano", dice a la AFP, Ángel Salmerón, el alcalde de este pequeño pueblo de la comarca de la Manchuela, a unos 45 km de Albacete, en la centro-este de España.

En las calles de este pueblo manchego, de casas bajas que alternan el blanco y los ocres, empezó a dar patadas a un balón el pequeño Andrés, que creció entre las mesas del bar que regentaba su familia y convertido ahora en la sede de la peña barcelonista Andrés Iniesta.

"En la puerta de la verbena, en el patio del colegio, lo veíamos jugar y ya destacaba", relata Salmerón.

El concejal de Cultura, Juan Ramón Pardo, todavía recuerda cómo durante las fiestas del pueblo, en un partido en el que jugaba de portero, un pequeño astro regateó a dos jugadores y al propio Pardo para marcar un gol.

"Yo tenía veintidós años y él apenas ocho", relataba hace tiempo al diario El País.

Con esos ocho años, ese muchachito pálido se presentó a las pruebas para las categorías infantiles del Albacete, donde fue rápidamente admitido.

Entonces llegó el torneo infantil auspiciado por el periodista deportivo José Ramón de la Morena, donde el pequeño jugador, al que parecía quedarle grande hasta la camiseta, fue elegido mejor jugador de la competición.

"Era un chavalito que lo hacía todo perfecto", rememoraba de la Morena en su programa de la radio Cadena Ser, recordando que el técnico serbio Radomir Antic, que formaba parte del jurado auguró aquel junio de 1996 que "Iniesta será un jugador de la selección y durará mucho tiempo".

Los ojeadores del Barcelona se fijaron en ese chavalito de doce años, al que se llevaron para La Masía, su fábrica de figuras y lo que vino después ya es historia del fútbol español.

Pero este campeón del mundo y doble campeón de Europa no olvida el pequeño pueblo del que salió a mediados de los años 1990 y donde las peñas barcelonistas de la zona lo homenajearon haciéndole una estatua.

La estrella del Barça y la Roja suele volver en Navidad y en verano a recorrer las calles de Fuentealbilla, una de las cuales lleva su nombre, precisamente en la que se encuentra su casa, sobre la que figura su apellido en grandes letras y un escudo del Barcelona a un lado.

"Ha puesto el nombre de Fuentealbilla en todo el mundo", dice Salmerón, que recuerda que el jugador "ha colaborado con nosotros para la compra de un piano para el auditorio", en el que se enseña a los niños, y "ha colaborado con diferentes asociaciones".

Pero lo que más agradecen en el pueblo es "la bodega que da trabajo a muchísimas personas y que hoy en día es quizá lo que más se valora", dice Salmerón, en una España con un desempleo del 21% en el primer trimestre.

La Bodega Iniesta, una ilusión del padre del jugador que éste hizo realidad, ha ayudado a internacionalizar los vinos de una región con tradición vitícola, pero con escasa fama porque se comercializaban vinos de cooperativas.

El nombre de la empresa también figura en las camisetas del Albacete, el equipo de Segunda División, en cuyas categorías inferiores comenzó Iniesta y al que ahora patrocina.

"¡Viva España y viva Fuentealbilla!", el grito de Iniesta en las celebraciones por la Eurocopa-2012, demuestra que el jugador tiene muy presente a sus paisanos, que lo consideran "uno más" .

La gente del pueblo ya no se inmuta cuando él pasea por sus calles, pero hay aficionados que acuden al pueblo para aclamarlo cuando se enteran de que está allí el héroe que dio el Mundial de Sudáfrica a España.

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