Purito ha calado hondo en la Vuelta

  • Joaquim "Purito" Rodríguez (33 años, Parets del Vallés), echó a andar como profesional en 2001, y ya desde los primeros entrenamientos en las filas del ONCE caló hondo su personalidad espontánea y explosiva, dentro y fuera de la carretera, aspecto que ha contribuido a dar brillo a una Vuelta en la que, junto a Alberto Contador y Alejandro Valverde, ha sido el gran protagonista.

Madrid, 9 sep.- Joaquim "Purito" Rodríguez (33 años, Parets del Vallés), echó a andar como profesional en 2001, y ya desde los primeros entrenamientos en las filas del ONCE caló hondo su personalidad espontánea y explosiva, dentro y fuera de la carretera, aspecto que ha contribuido a dar brillo a una Vuelta en la que, junto a Alberto Contador y Alejandro Valverde, ha sido el gran protagonista.

El "Purito" se encendió cuando Joaquim tenía 21 años, en su primera concentración en la ONCE de Manolo Saiz, en El Bosque (Cádiz). El equipo al completo recorrió 180 kilómetros en el entrenamiento, y Quim se tomó la licencia de arrancar en un repecho dejando rezagados a todos sus compañeros. Con metros por delante se giró e hizo el gesto de ir fumando.

Los líderes del equipo, con Laurent Jalabert al frente, y veteranos encajaron la broma del novato, pero se la guardaron, y por la noche le hicieron pagar la novatada. Purito se tuvo que subir a una silla y dar unas cuentas caladas a un puro auténtico. Unas cuantas toses, unas carcajadas y apodo para siempre.

Aquel gesto fue espontáneo, teñido de un desparpajo que preside su personalidad. Purito es así. Sabe ganarse a la gente que se le aproxima para pedirle un autógrafo, o a los periodistas, con frases o palabras que valen un titular.

"He perdido por imbécil", dijo, tras perder por un milímetro en Arrate ante Valverde.

Esa espontaneidad también la aplica en la carretera, sobre todo si le ponen por delante un repecho corto y explosivo. Ahí se dispara, no hay quien lo pare. Que se lo pregunten a Contador y a Valverde en las etapas del Cuitu Negru, Ézaro o Rapitán, las tres joyas que el catalán se lleva de esta Vuelta que termina.

Purito también comete fallos o sufre "pájaras" graves. Tal vez algo descuidado a veces. Aquel despiste en el Collado de la Hoz dio alas a Contador camino de Fuente Dé y le despojó de un tirón del maillot rojo. "Contador me ha ganado con dos cojones", dijo. Otro titular.

Su "punch" dentro de sus 1,69 metros y 55 kilos de peso, le ha convertido en uno de los mejores "finishers" del pelotón, por lo tanto una referencia clara del equipo español que debería luchar por el oro en el próximo Mundial de Valkenburg, donde el final le viene a la medida.

Purito trepa los muros como nadie, como demuestra su palmarés: triunfos en lugares espaciales, como Montelupone (Tirreno-Adriático), Valdepeñas de Jaén y San Lorenzo de El Escorial (Vuelta), Aia e Ibardin (Vuelta al País Vasco), Asís y Cortina D'Ampezzo (Giro), y sobre todo Huy, en la Flecha Valona, una de sus clásicas soñadas, aunque no tanto como la Lieja-Bastoña.

Hasta 2010, cuando fichó con galones de jefe por el Katusha, Purito había logrado 13 victorias, cifra considerable si se tiene en cuenta que siempre cumplió funciones de gregario. Al servicio de Jalabert, Beloki u Olano en el ONCE, de Piepoli en el Saunier, de Valverde en el Caisse D'Epargne...

Desde su estreno en la escuadra rusa ha obtenido 20 victorias. En 2010 fue el número uno del mundo en la clasificación UCI, se estrenó en el Tour y ganó una etapa en la Vuelta, donde finalizó cuarto de la general. En 2011 hizo doblete en la Vuelta y en 2012 lleva 9 triunfos. Podio en el Giro, segundo, perdió la maglia rosa por 16 segundos, coronado en la Flecha y tercero en la Vuelta. A sus 33 años se considera "en la madurez personal y profesional".

Si echa la vista atrás no se arrepiente de haber pasado tantos años a la sombra de otros líderes, como Valverde: "Esa fase fue importante y supuso un enorme aprendizaje. Sin ella no sería el ciclista que soy ahora".

Purito, barcelonista hasta la médula, pertenece también al club de los corredores que han triunfado en las tres grandes. Le tira mucho el Giro, Italia le gusta al catalán, por eso siempre acude a la carrera rosa con una motivación especial.

Después de la Vuelta a España, Purito ya apunta al Mundial. Es el primero de los sueños que le quedan y sabe que el maillot arco iris no es una utopía, que puede ser para él.

Y también piensa en la próxima temporada. Las tres grandes están en su cabeza, pero su asistencia a una u otra dependerá del recorrido. Un Tour con 100 kilómetros contrarreloj como el de este año quedaría descartado, aunque uno de sus objetivos es tener un podio de la "grande boucle" en su palmarés. "Si la Vuelta es como este año, vuelvo fijo, y si el Giro ofrece montaña como viene siendo habitual, también", afirmó.

La cantidad de kilómetros contrarreloj es la clave. Purito tiene alergia al cronómetro, donde da "pasos de canguro para atrás" que descompensan los "pasos de hormiga" que da en los repechos finales.

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