Sarajevo recuerda sus Juegos con la melancolía de la felicidad perdida

  • Sarajevo vive con nostalgia el recuerdo de sus Juegos Olímpicos de Invierno de 1984, recordados como un tiempo feliz durante la antigua Yugoslavia, lo que contrasta con un presente desalentador en el que las instalaciones deportivas han quedado reducidas a escombros por la guerra.

Nedim Hasic

Sarajevo, 5 feb.- Sarajevo vive con nostalgia el recuerdo de sus Juegos Olímpicos de Invierno de 1984, recordados como un tiempo feliz durante la antigua Yugoslavia, lo que contrasta con un presente desalentador en el que las instalaciones deportivas han quedado reducidas a escombros por la guerra.

"Hace 30 años, estaba claro que todos los habitantes de Sarajevo vivían por estos Juegos Olímpicos", cuenta Sanda Dubravcic, la mejor patinadora sobre hielo croata de todos los tiempos.

Dubravcic encendió el fuego olímpico en una ceremonia conmemorativa celebrada esta semana en el monte Jahorina, cerca de Sarajevo, tal como lo hizo hace tres décadas en la inauguración de los Juegos el 8 de febrero de 1984.

El calor con el que los sarajevitas se entusiasmaron con todo el equipo yugoslavo fue algo inédito y hoy resulta difícil de imaginar por la sangrienta guerra (1992-1995) que comenzó en ese mismo lugar apenas ocho años más tarde.

Matjaz Sekelj, un antiguo jugador de la selección yugoslava de hockey sobre hielo, también recuerda la alegría y el entusiasmo con que el evento fue organizado.

"Todo fue hecho a la perfección, no por nada se dijo después que esos fueron los mejores Juegos de Invierno de la época", destaca Sekelj, ahora director del club de hockey sobre hielo esloveno "Olimpija Liubliana".

Sekelj estuvo en Sarajevo en enero pasado con motivo de un partido de la liga regional EBEL e inauguró las conmemoraciones del 30 aniversario de los Juegos de Sarajevo.

Aparte de los recuerdos, poco o nada queda de esos míticos Juegos, que costaron unos estimados 140 millones de dólares, una ínfima parte de los 50.000 millones de dólares que parece haberse gastado Rusia en Sochi.

La guerra bosnia, la más sangrienta en Europa desde la Segunda Guerra Mundial y que dejó 100.000 muertos, arrasó con prácticamente toda la infraestructura olímpica de la ciudad.

Una de las pocas excepciones es el pabellón "Zetra", donde se celebraron las competiciones de patinaje sobre hielo y el campeonato de hockey, así como la ceremonia de clausura de los Juegos el 19 de febrero de 1984.

El pabellón, alcanzado en 1992 por proyectiles desde las posiciones serbio-bosnias que mantuvieron la ciudad asediada durante tres años, fue reconstruido en 1999 gracias a fondos del Comité Olímpico Internacional (COI) y de la ciudad de Barcelona.

Desde 2010, este centro deportivo lleva el nombre de Juan Antonio Samarach, en honor al expresidente del COI, uno de los artífices de llevar los Juegos a Sarajevo.

El estadio de fútbol Kosevo, donde los Juegos fueron inaugurados, está hoy en tan mal estado que no sirve para nada.

Pero también el Museo de los Juegos Olímpicos fue gravemente dañado al comienzo de la guerra, aunque gracias al gran esfuerzo de sus empleados, la mayor parte de los objetos fueron salvados y llevados al sótano de "Zetra".

El edificio del Museo, que en su momento era una atracción turística de Sarajevo, está rodeado hoy de señales de advertencia sobre el "peligro de derrumbamiento" y espera ser reconstruido.

A pesar de los Juegos, la capital bosnia, rodeada de montes, nunca logró ganarse un renombre mundial como centro esquí. Los terrenos olímpicos acogieron una sola vez, en 1987, una importante competición deportiva, como la final de la Copa Mundial de esquí alpino, en el monte de Bjelasnica.

Los demás intentos de comercializar las dependencias olímpicas de la ciudad fracasaron, con excepción del pabellón "Zetra", que logró mantenerse gracias al alquiler de sus espacios de almacenamiento.

Las pistas de bob y trineo en Trebevic funcionaron tras los Juegos apenas dos meses al año, pero en la guerra fueron totalmente devastados, igual que los trampolines de saltos de esquí en Igman.

Este país está profundamente dividido desde la guerra, incluso en el ámbito deportivo y olímpico, y muy lejos de aquel espíritu de 1984.

El más reciente debate entre serbios, croatas y musulmanes, las tres etnias del país, se produjo sobre quién debería ser el abanderado del equipo bosnio en la ceremonia de inauguración de Sochi 2014 el próximo.

Después de tres días de polémica, al final se decidió que una esquiadora serbia llevará la bandera del pequeño equipo bosnio.

Mostrar comentarios