Sólo Cristiano alegró la noche de los madridistas

  • El portugués apareció en el minuto 69 y se llevó la mayor ovación de la noche. Enseñó gran parte de su repertorio y está listo para el Camp Nou.
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2.490 metros corridos, nueve pases acertados de once intentados. Cuatro tiros, uno de ellos a puerta, la mejor ocasión del partido, un remate de cabeza fuera, varias filigranas… pero sobre todo, lo más importante que hizo Cristiano Ronaldo, fue volver. Y devolver la ilusión a un Bernabéu que estaba a punto de estallar contra Pellegrini.

Cristiano ya arrancó los aplausos del público cuando salió a calentar, aunque el cuarto árbitro le mandó parar porque no llevaba puesto el peto. Y cuando se lo puso, azul con el logo de la Champions, y echó a correr por la banda, la afición se volvió loca. Era el minuto 49 de partido y el aburrimiento del césped se transformó en murmullo en la grada. Miles de aficionados blancos, en el campo y en casa, disfrutaban y recuperaban la ilusión y la esperanza que suponía la vuelta de Cristiano.

Luego, los minutos que Ronaldo pasó en la banda calentando, se le veía seguir el partido con intensidad, encogerse con las contras suizas y saltar con las ocasiones de los suyos. Estaba metido en el partido como si ya hubiese saltado al césped.  Y cuando lo hizo, cuando chocó las dos manos con Raúl e intercambió un beso, que si por la derecha que si por la izquierda, fue la locura.

Desde ese momento todos los ojos estaban fijos en él. Y casi se hace el silencio cuando en el segundo balón que tocó dio la sensación de que se echaba la mano y daba un saltito, como si le doliese. Pero no había más problemas que los lógicos de una vuelta tras lesión.

Intentó varios caracoleos, algún tacón, arrancadas en una y otra banda, e incluso una rabona que fue a un contrario. Pero daba igual que lo que hacía le saliese bien o mal. Lo que el madridismo quería era verle y comprobar que puede jugar el domingo en el derbi. Y eso lo consiguió.

Del resto, como en los últimos minutos hasta acabó sufriendo el Madrid, con la amenaza de un gol suizo que le podía complicar la clasificación, la fiesta se quedó en menos. Y hasta hubo quien abandonó el estadio pese a la vuelta de Cristiano.

La sensación final es que Cristiano salvó al Real Madrid de un lío, pero que cuando la gente se fue a su casa le queda la alegría de su vuelta más que la nueva decepción del juego del equipo.

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