El rugby es un asunto muy importante en Sudáfrica y los Springboks debían buscar el perdón. Incluso el ministro sudafricano de Deportes, Fikile Mbalula, metió un poco de presión poco antes del inicio del partido, con un tuit: "La victoria es innegociable".
Dos horas después, los 23 Springboks que participaron en el partido, respondieron con creces, con seis tries sinónimo de punto de bonus ofensivo.
"Esta semana ha sido una de las más duras de mi carrera. Somos un país que necesita esperanza y perdón, trabajar el uno por el otro. Queremos honrarlo. Los Springboks son la esperanza de Sudáfrica. Cuando van bien, el país va bien. Somos una nación orgullosa y solo la victoria importa. Se ha criticado mucho al equipo pero visto su comportamiento hay que aplaudirlo", afirmó tras la victoria el seleccionador Hyeneke Meyer.
El equipo del país arcoiris no podía permitirse un segundo hara-kiri, con una nación entera siguiéndolo y miles de sudafricanos residentes en Gran Bretaña en las gradas.
"Decepcionamos a muchos la semana pasada. Ahora tenemos la oportunidad de resarcirnos", había prevenido el capitán Jean de Villiers, que se mantuvo en el puesto para la redención, en un clásico del rugby como es un partido contra Samoa.
Para Samoa, esta derrota no es dramática para sus posibilidades, ya que habían puesto fuera de carrera en este Grupo B a Estados Unidos y pretenden hacer lo mismo con Japón el 3 de octubre, antes de enfrentarse a Escocia, en un falso octavo de final, en Newcastle, por un billete a cuartos.
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