Madrid, 14 jun.- La brillante actuación de la selección española y los goles de Fernando Torres, David Silva y Cesc Fàbregas, hicieron estallar a los más de veinte mil hinchas que se congregaron para seguir el partido entre España e Irlanda en las pantallas gigantes ubicadas a las afueras del Santiago Bernabeu.
A tan solo cuatro minutos de iniciado el encuentro, cuando la afición terminaba de acomodarse, Fernando Torres, delantero del Chelsea, marcó el primer gol e hizo estallar las miles de gargantas de los aficionados.
De ahí en adelante todo fue alegría. En los cientos de rostros pintados con la bandera española solo había sonrisas; cientos de banderas se agitaban al ritmo del juego de la "Roja" y el sonido de las bocinas se mezclaba con los gritos de aliento que no cesaban con el pasar de los minutos.
Las llegadas al arco irlandés eran permanentes y con ellas la ilusión de un partido cargado de goles. Las manos iban a la cabeza o ahogaban los gritos de gol de los aficionados.
Irlanda llegaba tímidamente al arco de Iker Casillas y el apabullante juego español permitía mantener la calma de los hinchas y acrecentaba la ilusión de más goles con el pasar de los minutos.
Se cumple el minuto 45 y entonces Given impide que un tiro a puerta de Iniesta entre y así termina la primera parte. La gente comenta: "este partido es nuestro".
Los nervios vividos en el encuentro frente a Italia y las dudas sobre el nivel de juego de la selección española estaban desapareciendo y al arrancar la segunda mitad se esfumaron por completo.
En el minuto 49, curiosamente cuatro después de haber comenzado la segunda parte, en un rechazo del arquero a un tiro del "Niño" Torres, David Silva anotó el segundo gol y entonces la marea roja se enloqueció en el madrileño Paseo de La Castellana.
El partido era de España, que nunca dejó de manejar el balón y no se cansaba de tirar a puerta del portero irlandés.
El tercer gol se sentía cerca y al fin, en el minuto 70, un brillante mano a mano entre Fernando Torres y el guardameta Given, termina en gol y aumenta la algarabía de gente, que nunca paró de gritar y saltar, henchidos de emoción.
Los ánimos no podían estar más avivados, los coros a Torres se escuchaban a manzanas de distancia y cuando ya todo estaba dicho, Cesc selló la contundente victoria del combinado rojo, firmando el cuarto y último tanto del partido.
Así llegó el pitido final y el grito de victoria de la marea roja, que se fue de la Hyundai Fan Park con la ilusión de ver a España campeona y esperando la cita del próximo lunes frente a Croacia.
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