Tres años después, Di María vuelve a ser clave para que el Madrid gane la Copa

Presiona, toca, se mueve, viene, va, jalea a sus compañeros... marca gol y asiste. El ´Ángel' del Real Madrid volvió a completar un gran aprtido ante el Barcelona, como hiciera en el duelo liguero del Bernabéu, pero esta vez, con un final mucho más feliz.

Otra vez apareció cuando más le necesitaba el Real Madrid, otra vez en Mestalla, el escenario donde un pase preciso a la cabeza de Cristiano Ronaldo dio la última final ante el Barcelona en 2011.

Di Maria tenía que cargar con el peso de la ausencia de Cristiano Ronaldo en la final de la Copa del Rey, Ancelotti adelantó unos metros su posición y acertó de pleno. La idea blanca era buscar la espalda de Dani Alves y Jordi Alba a través de la velocidad y así llegó el primer gol.

El argentino aprovechó a los 10 minutos un pase medido de Benzema para adelantar a su equipo. Se coló en el área, levantó la mirada y la cruzó ante un 'flojo' Pinto, al que le dobló la mano.

Cuando el Barcelona adelantaba unos metros y comenzaba a tener la posesión del balón, el 'Ángel' de Ancelotti se fajaba en defensa y bregaba por todos los balones. Ese espítiru argentino le impide dar un balón por perdido y el buen momento físico que atraviesa le permite contragolper con velocidad.

En la segunda parte se echó al equipo a la espalda para intentar sentenciar el partido, pero los errores en la definición de Benzema no lo permitieron. A poco del final robó un balón en defensa cuando el Barça buscaba el segundo, levantó la cabeza y vio a Bale. El galés corrió y el final ya loconocemos todos. Se marchó vacío, sin nada más que poder dar sobre el terreno de juego a los 86 minutos, pero con una Copa del Rey bajo el brazo.