"Recuerdo que estaba en el gimnasio y Serena me llamó y me dijo: 'mis pies se están hinchado'. Mi fisioterapeuta y yo estábamos allí y dije: 'tienes buscar en internet los síntomas de los coágulos sanguíneos'. Eso hizo y tenía muchos de los síntomas. Gracias a Dios que no lo ignoró, porque podría haber sido peligroso", explicó la mayor de las Williams.
Sin embargo, tampoco quiere adjudicarse todo el mérito ni convertirse en la salvadora de la vida de su hermana. "No estaba allí con ella, así que no podía hacer nada. Simplemente se lo sugerí porque era uno de los síntomas. No creí que esto le iba a pasar", aseguró Venus.
"Es difícil prever que alguien como Serena, que es una campeona y una leyenda y ha pasado toda su carrera sana y con un estilo de vida saludable, tenga un problema de salud como el que tuvo. Todo el mundo se sorprendió, incluso nosotros", añadió la cinco veces campeona de Wimbledon.
Aunque no tan graves, Venus también tuvo un 2010 marcado por sus problemas físicos que sólo le permitieron participar en uno de los 'Grand Slam'. Aún así, y a pesar de su edad --cumplirá 31 años esta semana--, no se le pasa por la cabeza dejar el tenis.
"El tenis ha cambiado mucho. La gente trata ahora de estar más saludable y todo el mundo cree que puede jugar más tiempo. Creo que los días de retirarse con 27 se han acabado. Cuando una llega a mi edad, es cuando realmente comienza a comprender el juego y puede aprovecharse de ello", afirmó.
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