Presupuestos 2013: El Gobierno dispara las emisiones a corto plazo para poder financiarse

    • Ante la elevada prima de riesgo, el Gobierno apuesta por colocaciones inferiores al año y medio.
    • La consecuencia es que el peso de las letras sobre el total de la deuda viva pasa del 13,4% al 15,7%
    • Todas las colocaciones de este tipo que se hagan en 2013 deberán devolverse, como tarde, en 2015
La deuda acapara buena parte de un presupuesto que aumenta el gasto social
La deuda acapara buena parte de un presupuesto que aumenta el gasto social
Ruth Ugalde

Una constante refinanciación, así puede resumirse el escenario al que se enfrenta el Gobierno en su estrategia de colocación de deuda.

Esto es así porque el Ejecutivo de Mariano Rajoy ha decidido concentrar gran parte de sus esfuerzos en letras, las emisiones a más corto plazo, que tradicionalmente oscilan entre uno y dieciocho meses.

Para hacerse una idea de cómo influye financiarse a corto o largo plazo, basta imaginarse lo diferente que sería para una familia tener que pagar su hipoteca a 30 o a 3 años.

La estrategia del Tesoro de concentrar cada vez más emisiones en el corto ya está dejando notar sus efectos en 2012, año en el que la prima de riesgo se ha disparado y ha hecho prácticamente imposible financiarse a largo plazo.

La consecuencia directa de esta política es que en 2013 el Tesoro se enfrenta a la amortización de 159.153 millones de euros en letras, frente a los 153.200 millones a los que tuvo que hacer frente en 2012.

Suma y sigue, porque el objetivo del Gobierno es continuar por la misma senda y basar gran parte de sus emisiones del próximo ejercicio en plazos inferiores a año y medio, es decir, que todo ese dinero que se va a pedir prestado a lo largo de 2013 se deberá pagar, como muy tarde, en 2015 (intereses aparte).

El Ejecutivo justifica esta postura en que los mercados están aceptando mejor las emisiones a corto, una apetencia que se ha incrementado desde que el Banco Central Europeo (BCE) dijera que estaba dispuesto a actuar en las colocaciones inferiores a tres años.

Por tanto, el Gobierno a decidido seguir apostando por la ventanilla que ha abierto Mario Draghi, presidente de la institución europea, consciente de que serán esos cortos plazos los que más se abaraten, como ya está ocurriendo. Sobre todo, si España pide finalmente ayuda al BCE.

El Tesoro busca alternativas

En el anteproyecto de los Presupuesto Generales del Estado, el Ejecutivo reconoce que el peso de las letras sobre el total de deuda viva existente aumentará el próximo año del 13,4% al 15,7%; mientras que el de las emisiones a largo (bonos y obligaciones) se recortará desde el 81% en que acabará este ejercicio, hasta el 78,4% del próximo.

Como alternativa para no seguir hipotecando al país en plazos tan pequeños, y ante el cerrazón de las emisiones a largo, el Tesoro "contempla la posibilidad de realizar una emisión de hasta 6.000 millones en otras deudas y divisas, por si surgieran oportunidades interesantes de financiación en mercados distintos al del euro", según recoge el anteproyecto.

Aquí entraría, por ejemplo, la opción de emitir bonos en dólares y es una manera de intentar escapar de la disparada prima de riesgo y de la desconfianza de los mercados hacia la moneda única.

En términos efectivos, para 2013 se estima una emisión neta de alrededor de 48.020,76 millones de euros, que se obtendrá en una proporción aproximada del 41,4% en letras; el 51,0% en bonos y obligaciones; mientras que el 7,6% restante podría venir en gran parte por la emisión de deuda en divisas.

La factura del rescate a la banca

Dentro de las cuentas que hace el estado sobre su deuda viva, se incluyen ya en las cifras de 2012 los primeros 30.000 millones que se pedirán a Europa para recapitalizar la banca.

No obstante, esta partida, conocida como otras deudas, seguirá creciendo en 2013, hasta sumar 41.200 millones de euros.

Esta cifra está en línea con la que adelantó el secretario de Estado de Economía, Fernando Jiménez Latorre, el pasado viernes, cuando presentó el examen que ha realizado la consultora Oliver Wyman a todo el sistema financiero.

Entonces, Jiménez Latorre ya dijo que España necesitará pedir prestados unos 40.000 millones para salvar a toda la banca. Una millonaria cantidad que recaerá sobre las espaldas de todos los españoles.

En las negociaciones que llevó a cabo el Gobierno con Bruselas sobre las condiciones de este préstamo, uno de los puntos más espinosos fue conseguir el mayor plazo posible, y de hecho se logró un plazo de devolución medio de 12 años.

Una ventaja que, a tenor de los números, los mercados no parecen dispuestos a conceder al Tesoro. De ahí que éste se vea forzado a tener que hacer emisiones a corto plazo.

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