'Angry Birds', el juego de internet que le cuesta 1.500 millones a las empresas en horas perdidas

  • Un empleado aprovecha que el jefe está en una larga reunión y abre una aplicación llamada Angry Birds. No, no tiene nada que ver con Grecia, sino con el videojuego de moda en internet. Sólo en Estados Unidos, la afición por este entretenimiento le podría estar costando a las empresas unos 1.500 millones de dólares al año.
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Álex Medina R.

A los pájaros no les gustan los cerdos. De eso va, a grandes rasgos, Angry Birds, uno de esos videojuegos a los que se accede desde cualquier ordenador o dispositivo móvil con conexión. Y algo tan simple podría estar restándole hasta 1.500 millones de dólares al año a las empresas americanas en horas perdidas por sus trabajadores.

Porque el juego es adictivo y reabre el debate sobre la productividad real de los que trabajan con internet a mano. Los cálculos han sido realizados por The Atlantic y puede sonar algo exagerado a primera vista.

El medio parte de que el dichoso videojuego suma 200 millones de minutos de uso al día en todo el país. Si sólo un 5% de ese tiempo se ha desperdiciado en horas de trabajo, y multiplicándolo por los 35 dólares la hora de media que se paga, el resultado son algo más de 1.500 millones de dólares (unos 1.100 millones de euros).

¿Le sigue pareciendo exagerado? Pues hay más. Existe una consultora en Estados Unidos que se dedica a este tipo de cálculos sobre el tiempo malgastado en horas laborales.

Se trata de Challenger, Gray, and Christmas y hace un par de años estimó en 10.500 millones las pérdidas ocasionadas en las empreas por la afición de sus empleados a entretenerse con Fantasy Footbal, una aplicación interactiva sobre fútbol americano en la que se entrenan equipos virtuales (similar a la Liga Fantástica de Marca española, por ejemplo).

Del mismo modo, esta empresa se fijó en que la productividad de las empresas americanas se resentía cada mes de marzo debido a las finales de las ligas universitarias de la NCAA.

Sea por los pájaros iracundos, por el fútbol americano o por las evoluciones del baloncesto o el béisbol universitarios, los estudios sobre el ocio en el horario laboral suman pocas referencias. Una de las más recientes pertenece a salary.com y estima que los trabajadores dedican una hora de su jornada a navegar en internet para razones no relacionadas con su empleo: mandar correos, leer blogs, entrar en redes sociales, jugar o incluso comprar.

Según un reciente estudio de la Universidad de Michigan, el denominado como cyberslacking está ya suficientemente extendido e identificado, "aunque aún faltan ejemplos representativos" para dar cifras concluyentes. Eso sí, se ha avanzado en aspectos menores como que un trabajo rutinario o una indefinición en las tareas empujan más a entrenerse en la web.  

Así que diversidad y claridad en la asignación del empleo.

O más manga ancha. Porque de lo contrario, es decir, de la permisividad hacia los empleados en el uso de internet, también han aparecido estudios. Los más destacados vienen de universidades tan lejanas como Sidney y Singapur. El estudio australiano concluye que aquellos que disfrutan de una quinta parte de su tiempo laboral para navegar por placer son un 9% más productivos que los que no.

Desde Singapur el estudio se basó en una experiencia con estudiantes divididos en tres grupos: el primero no podía usar internet; el segundo podía dedicar diez minutos en una hora a cualquier cosa menos internet y el tercero podía dedicar ese descanso para utilizar la web a su antojo. El más productivo de todos ellos fue el tercero.

Más o menos, el experimento de esta universidad encaja con la política de Google o Facebook, que permiten que parte del horario laboral se dedique a cuestiones no relacionadas directamente con el trabajo de cada empleado. De estos minutos fuera de obligación pautada nacieron ideas como el gmail o el botón de Me gusta.

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