En los últimos tiempos, la presentación de resultados de Apple se ha convertido en una de las citas más esperadas de Wall Street.
No es para menos, ya que el pasado ejercicio el gigante de la manzana consiguió superar a Microsoft como la mayor compañía tecnológica por capitalización bursátil, y hace unas pocas semanas rompió la histórica barrera de los 300.000 millones de dólares (224.000 millones de euros) de capitalización bursátil.
Sin embargo, hoy todos estos méritos pueden quedar enterrados por la noticia, anunciada ayer, de que Steve Jobs vuelve a soltar las riendas del grupo por baja médica, y que fue recibida por los inversores con un duro castigo de los títulos de Apple.
Aunque la festividad del día de Martin Luther King mantuvo ayer cerrado Wall Street, la compañía comprobó la reacción del mercado en Frankfurt, donde los títulos del grupo cerraron con un duro castigo del 7,96%, hasta situarse en 239 euros por acción.
Hoy puede repetirse la historia en Nueva York. Por el momento, los futuros apuntaban anoche un recorte del 1,29%, según informaba el portal estadounidense MarketWatch.
La personalización de Apple
El fundador de Apple se ha visto obligado a dejar la dirección de la compañía en otras dos ocasiones por problemas de salud.
La primera fue en 2004, cuando se le detectó un cáncer de páncreas; la siguiente, en enero de 2009, cuando se sometió a un trasplante de hígado. Al parecer, su nueva recaída está relacionada con esta segunda operación.
En 2009, cuando el mercado conoció la recaída de Jobs, los titulos de Apple perdieron un 8% en dos días.
Más grave fue el golpe hace siete años, cuando la compañía se resintió seriamente de la ausencia de Jobs, y no consiguió levantar cabeza del todo hasta que éste se reincorporó y devolvió a su emporio el antiguo esplendor con lanzamientos como iPhone y iPad.
Son muchos los expertos que interpretan como una amenaza para la compañía la excesiva identificación de ésta con su fundador.
Quizás consciente de ello, la nota enviada ayer por Jobs explicando su nueva baja médica insistía en la labor crucial que juega Tim Cook, director de operaciones de Apple.
El ejecutivo, de 50 años, ha tomado los mandos del grupo, como ya hizo en la anterior baja de Jobs, que le mantuvo alejado del día a día durante seis meses.
No obstante, en esta ocasión, el carismático empresario también ha querido dejar claro que seguirá ligado a la compañía y pendiente de cada decisión estratégica.
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