Bajitos contra bajistas

  • España ha tenido que agachar la cabeza ante la hegemonía económica alemana, aceptar un tijeretazo de 50.000 millones y ver cómo los germanos especulaban contra nuestra economía. Pero, en el terreno de juego, la locomotora somos nosotros: les ganamos la Eurocopa, tenemos el mejor portero del mundo y el pichichi del mundial.
E.U/A.A/R.U

España puede hoy ganar en el cesped el orgullo perdido en los mercados financieros. Basta con que la selección repita el histórico gol de Torres en la final de la Eurocopa para vengarse de Alemania.

El innegable poderío económico teutón le ha permitido imponer a todo el Viejo Continente un duro ajuste que, en España, alcanza los 50.000 millones con medidas tan polémicas como la congelación de las pensiones.

Todo para controlar el déficit, un terreno donde Alemania nos gana por goleada con su 3,3% actual, frente al 11,2% español. Pero no le parece suficiente y, en contra de los dictados de otras potencias como Estados Unidos, que defiende tirar del gasto público en momentos de crisis, la cancillera germana Ángela Merkel ha obligado a toda Europa a cercenarlo.

Y eso que Alemania fue la primera en saltarse el Pacto de Estabilidad, cuando se le indigestó la tan ansiada unificación del país. Ella manda y, tanto entonces como ahora, su hegemonía económica le permite tomarse algunas licencias que llegan a humillar al resto de países, como España.

Sobre todo, cuando a estos recortes se une el duro ataque bajista que tanto daño ha hecho a nuestra economía en los últimos meses, con los diarios financieros germanos más prestigiosos apostanto por la quiebra de España, mientras Deutsche Bank hacía públicas unas multimillonarias posiciones cortas que, ahora, niega haber tenido nunca y achaca a un garrafal error de cálculo, nunca imaginable en la racional y estructurada mentalidad alemana.

Pero hoy puede llegar el punto de inflexión. Los bajitos están en posición de repetir la historia de hace apenas dos años y eliminar a los bajistas alemanes del Mundial de Sudáfrica. No en vano, somos la actual locomotora europea del fútbol, tenemos al mejor portero del mundo, Iker Casillas, y al actual pichichi del campeonato, David Villa.

Suma y sigue, porque entre los jugadores de la Selección Española han ganado 15 Copa de Europas, mientras que ningún alemán ha logrado ese trofeo con sus clubes.

Además, Xavi quedó tercero en el último Balón de Oro y entre los cinco candidatos al FIFA World Player había dos españoles (el propio Xavi e Iniesta), y todos juegan en España (Cristiano Ronaldo, Kaká y Messi son los tres restantes).

Por si todavía queda alguna duda sobre quién manda en el terreno de juego, nuestros bajitos del centro del campo son mejores que el potente centro del campo alemán.

Fuera del terreno financiero y futbolístico, España también tiene muchos motivos para sentirse superior a Alemania. Empezando por la primera dama del país, la Reina Sofía, cuyo saber estar siempre ha sobresalido sobre el de la cancillera Merkel, tan criticada por celebrar la clasificación germana para semifinales como si de cualquier aficionado se tratara.

Además, nuestra selección de Baloncesto es campeona del Mundo y de Europa, Gasol es mejor que Nowitzki, los alemanes darían la mitad de su PIB (el doble que el nuestro) por tener nuestras playas y nuestro sol, cambiarían su famosos chucrut por la pella y las salchichas frankurt por la cerveza.

Y, quizás, si nosotros cobrásemos como ellos (su coste laboral por hora trabajada es más de diez puntos superior al nuestro), también tendríamos su productividad, que alcanza los 109,8 puntos frente a los 92,6 españoles.

Donde no se puede negar que nos ganan por goleada es en la tasa de paro, que apenas marca un 7,4% en plena crisis, frente al 19% español, pero nosotros a cambio hemos destinado sólo hemos destinado 99.000 millones a salvar a los bancos, frente a los 470.000 movilizados por Alemania. Y pueden no ser suficiente, porque su cifra de créditos incobrables, 213.000 millones, triplica a los 75.400 millones españoles.

Nosotros también tenemos motivos para sacar pecho. En el terreno económico menos, cierto, pero en el deportivo más. Y hoy, podemos demostrarlo.

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