El índice compuesto de Shanghai perdió 156,55 puntos, a 3.507,74 puntos.
La plaza shanghainesa, que suma varias sesiones en rojo, se desplomó en 11,5% en la semana.
Por su lado, la bolsa de Shenzhen, la segunda en importancia, perdió 5,39%, quedando en 2.039,40 puntos.
Las autoridades chinas prometieron la semana pasada que seguirían interviniendo "durante años" para estabilizar los mercados.
Pero esto no bastó para convencer a los inversores (la mayoría particulares y pequeños ahorristas).
La publicación de indicadores económicos decepcionantes y débiles se suceden y la reciente e inesperada devaluación del yuan -considerada como un esfuerzo desesperado de Pekín para relanzar las exportaciones y la actividad - han agravado la preocupación.
Y la mañana del viernes, la publicación por el grupo mediático Caixin de un índice PMI de referencia sobre la actividad manufacturera de China fortaleció aún más la desconfianza general.
El índice PMI provisional de responsables de compras, calculado por la firma financiera Markit, se estableció en 47,1 en agosto, contra 47,8 en julio. Este es el nivel más bajo en casi seis y medio años.
Antes de hundirse en junio, la Bolsa de Shanghai había subido 150% en un año, dopada por el endeudamiento a gran escala y de forma totalmente desconectada de la realidad de la economía china en plena desaceleración, lo que hace temer nuevos correctivos en el futuro.
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