Del Riego: "Recuperaremos la credibilidad haciendo periodismo, no propaganda"

  • Es bueno que los ciudadanos sean críticos con los medios de comunicación para que los profesionales recobren la credibilidad con periodismo de verdad, no con propaganda, según defiende la presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), Carmen del Riego, periodista de La Vanguardia.

Madrid, 22 sep.- Es bueno que los ciudadanos sean críticos con los medios de comunicación para que los profesionales recobren la credibilidad con periodismo de verdad, no con propaganda, según defiende la presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), Carmen del Riego, periodista de La Vanguardia.

"Lo malo -advierte en una entrevista con EFE- es cuando un medio de comunicación se reviste de independiente y no va más allá del argumentario de un determinado partido sin decírselo claramente a sus lectores, oyentes o televidentes".

PREGUNTA: ¿Qué radiografía hace de la situación del periodismo?

RESPUESTA: No podemos ser optimistas sobre la situación de una profesión que hace que el Washington Post, el periódico por excelencia y parte de la democracia norteamericana y mundial, ha sido vendido para no cerrarlo, abandonando lo que era, sin que sepamos lo que va a ser; a lo mejor peor, puede que igual, o peor, pero no será lo mismo.

Eso es el periodismo. Esta agónico, como el Washington Post, pero seguirá siendo. Mala situación en el plano laboral, mal en la independencia de la profesión por la situación económica que viven los medios y mal porque no sabemos qué hacer con la irrupción de las nuevas tecnologías, pero seguirá existiendo. No sé cómo ni cuándo, pero seguirá.

P: ¿Hacia dónde van los medios de comunicación?

R: Si lo supiera, me convertiría en la única persona que tiene la solución. No lo sé. Creo que están buscando su camino y aún no lo han encontrado. Buscan el modelo de negocio y no lo encuentran. Lo malo es que, mientras tanto, otros están queriendo ocupar nuestro lugar, muchas veces con intereses no muy confesables y eso nos puede suponer muchos más problemas de los que tenemos.

P: ¿Hay lugar para la esperanza?

R: Por supuesto. Los ciudadanos son dueños de su futuro en una democracia, y para poder pensar y decidir necesitan conocer lo que pasa, entender esa sociedad. Hoy por hoy, no hay más camino que los medios de comunicación, que son los que les explican lo que les rodea.

P: ¿Cree que los medios escritos terminan de pegar el salto a lo digital? ¿Peligra su existencia?

R: Los medios digitales también son escritos, así que su existencia no peligra. Quizá peligre el papel, pero no lo escrito, y menos la palabra. Todavía no han dado el salto y no saben si tienen que hacerlo y, lo que es peor, cómo darlo; pero sea el soporte que sea, seguirá habiendo periodismo escrito, basado en la palabra. Ni siquiera una imagen, en la mayoría de los casos, basta sin una palabra, la necesita.

R: ¿La gente acogería bien que los medios cobrasen por los contenidos digitales?

P: No lo acogerá bien. Se ha acostumbrado al todo gratis, pero tiene que ser consciente de que hacer buena información, que es imprescindible para los ciudadanos, cuesta mucho dinero, y que alguien tiene que pagarlo. El euro con cincuenta del precio de un periódico no cubre lo que cuesta el enviado a Siria, a Egipto, al partido de la Copa de Europa, al G20... El dinero se ha obtenido por la publicidad. Ahora no sé cuál será el modelo, pero algo tendrán que pagar.

P: ¿Cómo ha cambiado internet y las redes sociales el desempeño de la profesión?

R: Mucho. La mayoría de las veces para bien. Las nuevas tecnologías e internet nos facilitan la vida a los periodistas, la material e incluso la rapidez en la información, pero en otros aspectos han sido negativas. Hay periodistas, sobre todo jóvenes, que no buscan fuentes, creen que todo está en Google. Buscar fuentes y contrastar fuentes es la base del periodismo, y se está perdiendo.

P: Parece que el periodismo en España atraviesa sus horas más bajas en valoración social. ¿A qué se debe?

R: Nos aprueban, aunque no con muy buena nota, pero es bueno que los ciudadanos sean críticos con los medios de comunicación porque lo contrario es lo que nos ha pasado. Y eso lleva a que nos durmamos. Aunque sean críticos, recurren a nosotros, y esa crítica debe hacernos mejores. La falta de crítica es lo que nos mata.

P: ¿Cómo recuperamos la credibilidad perdida?

R: Haciendo periodismo, no hay otra solución. Pero periodismo, no propaganda, periodismo pensando en los ciudadanos y no en las fuentes. Un periodismo que cuente lo que les interesa a los ciudadanos, no a los políticos o a los banqueros.

P: ¿Cree que hay autocrítica en la profesión?

R: Más de lo que parece. Quizá no en público, pero en todas las reuniones de periodistas, en todos los foros sobre periodismo, en todos los debates que se organizan -la APM organiza muchos-, siempre se habla de la profesión. Somos autocríticos muchas veces hasta ser autodestructivos.

P: ¿Cree que los medios de comunicación están excesivamente politizados en España?

R: No más que en otros sitios. No me parece malo, otra cosa es ser el órgano de expresión de un partido sin asumirlo y sin decir que se es eso. Quien compra Mundo Obrero o El Socialista sabe qué compra, hasta dónde llega su independencia. Lo malo es cuando un medio de comunicación se reviste de independiente y no va más allá del argumentario de un determinado partido sin decírselo claramente a sus lectores, oyentes o televidentes.

R: ¿Qué hace falta para ser un buen periodista?

P: Como diría el famoso periodista Ryszard Kapuscinski, ser buena persona. Hay que ponerse en el lugar de los ciudadanos y hacerse todas las preguntas que se hacen ellos y, luego, trabajar para contestarlas.

P: ¿Es posible la calidad en la televisión pública sin financiación por publicidad?

R: Se ha demostrado que sí. La televisión pública española ha tenido unas grandísimas cotas de calidad sin publicidad. No creo que el problema sea 'publicidad sí o no'; debemos preguntarnos si estamos dispuestos a pagar una televisión pública de calidad que cuesta dinero y si la queremos. Debemos quererla porque la sociedad la necesita, debemos estar dispuestos a pagar.

P: ¿Qué supone ser la primera mujer que preside la APM?

R: Un honor y la conciencia de que algo no va bien cuando todavía es noticia que una mujer sea la presidenta de algo. Hemos dado pasos adelante, pero nos queda tanto por hacer.

P: ¿Por qué le cuesta tanto a la mujer alcanzar puestos de dirección en esta profesión?

R: Porque la conciliación la hacen casi siempre las mujeres y porque, hoy por hoy, tienen como prioridad la familia, una renuncia que los hombres no se plantean. No digo que las mujeres dejen de renunciar a la familia, sino que los hombres también renuncien; entonces estaremos en igualdad de condiciones.

P: En la próxima Asamblea de la Federación de Asociaciones de Periodistas (FAPE) se debatirá sobre los colegios de periodistas como forma de organización profesional ¿Qué opina de este asunto?

R: Hay un proceso en las asociaciones de toda España de convertirse en colegios por una razón sustancial, ya que, al no ser una profesión reglada, no supone una decisión sobre el acceso a la profesión.

Ser colegio obliga a los poderes públicos a consultar en las leyes que afectan a los profesionales. Eso es muy interesante, aunque la importancia de una asociación como la APM hace que nos consulten voluntariamente, pero siempre está bien que haya una obligación para que no dependa de quien mande en cada momento.

P: Se ha creado la Plataforma por los Derechos de Autor de los Periodistas para exigir al Gobierno que la nueva Ley de Propiedad Intelectual reconozca y regule adecuadamente esta cuestión ¿Cree que será efectiva?

R: Lo espero. Trabajo en el único periódico de España que cobramos en la nómina un dinero por derechos de autor, así que espero que pueda extenderse.

P: La APM ha encabezado el rechazo a la convocatoria de ruedas de prensa sin preguntas. ¿Hasta dónde vamos a llegar?

R: Cada vez hay menos ruedas de prensa sin preguntas. Los servidores públicos deben dar explicaciones, y no sólo las que quieren ellos, sino las que demandan los ciudadanos.

Mostrar comentarios