Devaluación en Argentina mete presión al complicado sector energético

Natalia Kidd

Buenos Aires, 30 ene.- La devaluación del peso argentino tendrá un fuerte impacto en el gasto público destinado a las millonarias importaciones de energía, además de encarecer los costes en un sector apremiado por la demanda y que precisa de inversiones para revertir el declive de las reservas de hidrocarburos.

Cálculos de expertos del sector indican que, por efecto de la devaluación de la moneda local, el 17 % la semana pasada, el coste de estas importaciones crecerá un 45 % sobre el precio promedio de las compras del año pasado, que totalizaron cerca de 13.000 millones de dólares, lo que hará mella en las cuentas púbicas.

Además, la turbulencia cambiaria afectará a las empresas del sector petrolero por diferentes flancos.

Las compañías productoras de petróleo se beneficiarán porque los contratos de venta a las destilerías están nominados en dólares. Lo mismo ocurre en la cadena del gas natural.

Ello, como contracara, supone mayores costes de producción para el refino y la distribución de gas natural, sea que el proveedor sea local o extranjero.

Todas las empresas por igual, no importa en que segmento de la cadena de producción de hidrocarburos se encuentren centradas, sentirán el impacto de mayores precios en los insumos, sean componentes importados o sean bienes y servicios locales que, como todo el conjunto de la economía, está a merced de la inflación.

Además de afectar la actividad diaria de las empresas, esta situación podría disparar los costes de grandes proyectos en el sector, como el desarrollo de la gigantesca formación de hidrocarburos no convencionales de Vaca Muerta, que demanda importaciones de equipos de perforación y otros componentes, como arenas, para su explotación.

En Vaca Muerta, que promete devolver a Argentina a la panacea del autoabastecimiento energético, operan varias compañías, aunque con YPF, bajo control del Estado argentino, a la cabeza, que busca intensamente atraer socios extranjeros al proyecto y venía esforzándose por bajar los costes de perforación.

Son proyectos ambiciosos, millonarios, donde cualquier alteración financiera que se salga de cauce puede poner en riesgo su viabilidad como proyecto rentable.

La devaluación también afecta a contratistas del sector, pequeñas y medianas empresas dedicadas a la provisión de bienes y servicios que trabajan con componentes importados.

Pero en el sector ya avizoran otra vía de contagio: las próximas negociaciones salariales, que se iniciarían en febrero o marzo y para las que algunos sindicatos del sector petrolero ya hablan de exigir una actualización de los ingresos atada a las alteraciones en el precio del dólar.

Con este escenario, medios argentinos especulan con un inminente aumento en el precio de las naftas que se traduciría de inmediato en un alza de los costes en el sector de la logística y el transporte y que, más temprano que tarde, se contagiaría a los sectores productivos de forma generalizada.

El año pasado las naftas "premium" subieron hasta un 35 %, por encima de la inflación del 28 % calculada por consultoras privadas, y volvieron a aumentar a inicios de este año, entre un 7 % y un 10 %.

De momento, tras la devaluación, se han registrado algunos aumentos puntuales de los combustibles de entre un 5 % y un 13 % en gasolineras del interior del país, mientras que el Gobierno intenta frenar alzas con llamados a las petroleras.

En la estatal YPF, la mayor comercializadora de combustibles del país, el Gobierno -cuyos representantes son mayoría en el directorio de la petrolera- ya ha dado instrucciones para no alterar los valores de las naftas y, según confirmaron fuentes de la compañía, por el momento, "no se está estudiando un aumento".