Preocupación en Washington por una posible fuga masiva de empresas estadounidenses que buscan ventajas fiscales en el exterior. En lo que va de año, una docena de compañías norteamericanas se han fusionado con empresas extranjeras y están moviendo sus sedes centrales fuera del país para evitar los impuestos en suelo americano. Es el caso de nombres conocidos como Chiquita Bananas o Medtronic, y "para agosto se esperan más anuncios", señala el Washington Post.
"La maniobra se califica como 'inversión fiscal' y se lleva practicando desde hace décadas, pero el patrón se ha acelerado en los últimos años conforme las firmas estadounidenses se expandían y otras naciones adoptaban tasas fiscales más bajas", asegura el diario.
Los enfrentamientos entre demócratas y republicanos tampoco han ayudado. Las iniciativas encaminadas a reducir el impuesto de Sociedades, actualmente en el 35%, han quedado paralizados en el Congreso.
"Hace diez años las empresas optaban por paraísos fiscales como las Islas Caimán. Actualmente, prefieren plantar su bandera en Europa, donde muchas ya operan. Irlanda, con un impuesto del 12,5% es un destino popular", recuerda el Post.
Pero mientras Irlanda puede parecer un destino atractivo, no todos los países europeos tienen el mismo porcentaje. Un reciente estudio del Instituto de Estudios Económicos (IEE), recuerda que el mayor tipo en este impuesto le corresponde a Francia (36,1%). Siguen Malta (35%), Bélgica (34%) y Portugal (31,5%).
Países que comparten con Washington la misma inquietud por los cambios de domicilio fiscal de sus compañías.
En España, con la reforma fiscal que entrará en vigor en 2015, el Impuesto de Sociedades se reducirá. El tipo bajará, para las grandes empresas, al 28% en 2015 y al 25% en 2016, frente al 30% actual.
Volviendo a Estados Unidos, allí, el presidente Barak Obama ha llegado a cuestionar el "patriotismo" de aquellas firmas que optan por elegir otro domicilio fiscal. "Nadie ha calculado hasta ahora, las pérdidas de empleo que pueden provocarse", asegura el artículo del Washington Post, "la inversión fiscal, normalmente es sobre papel, mientras que las sedes y los ejecutivos permanecen en territorio estadounidense".
Lo que sí se ha calculado es la merma de ingresos para las arcas públicas. Más de 20 billones de dólares en diez años. Mientras se intenta reducir la brecha fiscal, otra alternativa que se baraja es la de 'castigar' a las compañías que opten por la expatriación fiscal. Una alternativa que tiene escasos visos de progresar porque disgusta tanto entre las filas demócratas como republicanas.
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que lainformacion.com restringirá la posibilidad de dejar comentarios