El año en que la economía griega entró en coma y la deuda continuó creciendo

  • Cinco años de recesión han dejado la economía griega en un estado comatoso, mientras que el problema originario de la crisis -la abultada deuda griega- dista mucho de haber sido solucionado.

Andrés Mourenza

Atenas, 12 dic.- Cinco años de recesión han dejado la economía griega en un estado comatoso, mientras que el problema originario de la crisis -la abultada deuda griega- dista mucho de haber sido solucionado.

La economía griega se ha contraído un 6,5 % en 2012 y acumula ya una caída del 25 % desde el inicio de la crisis, mientras que el desempleo ha subido hasta el 25,4 %, una tasa que se dispara hasta el 58 % en el caso de los menores de 25 años.

El año que termina ha sido también malo para los empresarios: un tercio de los pequeños comercios de Atenas y Salónica han cerrado sus puertas e incluso grandes firmas como Carrefour, Coca Cola o Credit Agricole han anunciado su marcha de Grecia.

Las medidas de austeridad exigidas por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, como la reducción del salario mínimo y la anulación de la negociación colectiva, han disminuido los sueldos del sector privado una media de un 30 % y se han recortado pensiones y salarios públicos, lo que ha hundido el consumo.

El esfuerzo sí ha servido para reducir el déficit, que ha pasado del 15,6 % en 2009 al 9,4 % de 2011 y a un estimado 6,6 % a final de este año.

Sin embargo, la caída de la producción, del consumo y de los salarios ha reducido los ingresos del Estado, algo que se ha compensado con aumentos de tasas, nuevos impuestos y más recortes.

Pero ni el aumento de impuestos ni la bajada de salarios ni los recortes en educación, sanidad y defensa han solventado el problema de la sostenibilidad de la enorme deuda griega, equivalente al 170 % del PIB.

En marzo, tras casi un año de debate entre las instituciones acreedoras (UE y FMI), Grecia y los grandes bancos, se acometió la llamada quita de deuda, por la que se condonaron unos 100.000 millones de euros.

Aunque la reestructuración afectó únicamente a los llamados tenedores privados, y no a los públicos (FMI, BCE y bancos centrales nacionales), algunas instituciones públicas como las universidades o los fondos de la Seguridad Social fueron obligados a participar en la quita, lo que ha puesto en peligro su viabilidad.

Aún más, la quita no ha evitado que la deuda haya crecido, debido a la caída del PIB y a que Grecia ha tenido que financiarse con emisiones de deuda a tres y seis meses a intereses de hasta el 5 %.

La UE y el FMI accedieron a principios de año a pactar un nuevo programa de ayudas para Grecia, por valor de 130.000 millones de euros, a cambio de nuevas y duras medidas austeridad, todo sin que el primer plan de rescate, de 2010, por valor de 110.000 millones de euros, haya sido aún completamente desembolsado.

Pero la entrega de este nuevo préstamo, que también se entrega en tramos en función de que Grecia cumpla las condiciones, tampoco ha estado exenta de problemas por la inestabilidad creada por las elecciones de mayo y junio, los rumores sobre una inminente salida de Grecia de la eurozona y las diferencias entre la UE y el FMI.

Finalmente, a final de noviembre se dio luz verde a la concesión de los tramos retenidos desde el verano y se aprobó reducir los intereses, extender los vencimientos y recomprar bonos en manos privados para favorecer la reducción de la deuda.

La operación de recompra de deuda, abierta hasta el día 11, suma ya un monto de 30.000 millones de euros, según los medios griegos.

La oferta del Gobierno consiste en adquirir esos bonos a entre un 30 % y un 40 % de su valor de emisión, un precio ligeramente superior al que cotizaban hasta ahora en el mercado secundario.

Los acreedores, a cambio de aceptar estas pérdidas, se libran del riesgo de mantener esta deuda devaluada en sus libros de cuentas. EFECOM

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