El efecto mariposa de la crisis del euro: cuando Italia se constipa, España estornuda

    • Una investigación del BCE revela una correlación casi total entre los problemas de ambos países a la hora de colocar sus títulos de deuda en el mercado.
    • Durante la crisis soberana europea este vínculo fue tanto más fuerte cuánto más intensos eran los episodios de estrés financiero.
El presidente del Gobierno,Mariano Rajoy, y el exprimer ministro italiano Enrico Letta,d, durante la última cumbre Italia-España.
El presidente del Gobierno,Mariano Rajoy, y el exprimer ministro italiano Enrico Letta,d, durante la última cumbre Italia-España.

Ocurrió el sábado 12 de noviembre de 2011. Apenas pasaban unos minutos de las diez de la noche cuando se oficializó lo que todo el mundo (y esta expresión no es coloquial, sino casi literal) llevaba esperando semanas, muchos incluso meses y bastantes es posible que hasta años. Silvio Berlusconi anunciaba su dimisión como presidente de la República de Italia.

La reacción en el corto plazo fue positiva. Las autoridades españolas, que se creían perjudicadas por los tiras y aflojas de la política italiana durante los últimos meses, saludaron la nueva, Obama la consideró una buena noticia y muchos analistas la recibieron con entusiasmo por lo que entendían como la eliminación de un factor distorsionante en la ya agitada situación de la Eurozona.

Los análisis no tardaron mucho en cambiar de tono. La prima de riesgo italiana se disparó hasta su máximo histórico -460 puntos- y arrastró consigo entre la perplejidad general a la española que en cuestión de días pasó de los 350 puntos a los 430 sin comerlo ni beberlo (España estaba ya volcada en la campaña de las elecciones generales).

Y éste es sólo uno de los episodios de estrés en que se hizo evidente que la suerte de España en la crisis del euro estaba indisolublemente unida a la de Italia, y viceversa.

Una investigación realizada por economistas del Banco Central Europeo identifica hasta tres episodios de alta tensión en que la suerte de los títulos españoles e italianos en los mercados de deuda discurrió por los mismos cauces.

El ya mencionado de la dimisión de Berlusconi, el ataque especulativo sobre los títulos italianos de deuda en agosto de 2011 y el paseo por el abismo del rescate total de España entre los meses de junio y agosto de 2012.

En todos esos episodios un brote de inestabilidad en uno de los dos países se tradujo de forma automática en un incremento de los precios que se pedían por los títulos de deuda de ambos países en el mercado secundario y en una mayor dificultad para colocar sus bonos soberanos en el mercado.

Los investigadores del BCE han llegado a esta conclusión tras analizar minuciosamente la evolución intradía de los valores de los títulos de deuda de ambos países durante un periodo de cerca de tres años y 520 sesiones de negociación.

La conclusión a la que han llegado es que durante los momentos más duros de la crisis de riesgo soberano europea la correlación entre las turbulencias de la deuda española e italiana ha sido total y tanto más intensa cuánto más complicada era la situación.

Lo curioso es que ni Italia ni España se vieron en ese periodo particularmente afectadas cuando las malas noticias llegaban de alguno de los países rescatados: Grecia, Irlanda o Portugal.

Las turbulencias aparecían si el foco de tensión se situaba en alguno de los dos países o si lo que se ponía en cuestión era el futuro del euro.

El mercado señaló a España e Italia como la última frontera para poder salvar la moneda única y ello les convirtió en foco de atención y campo de juego favorito de los especuladores.La acción del BCE

Esa correlación sólo se rompió una vez. Fue entre agosto y finales de 2011, cuando el Banco Central Europeo decidió saltarse su irritante ortodoxia y activó un programa de compra de títulos de deuda de países en dificultades en los mercados secundarios.

El programa se tradujo en la adquisición de 218.000 millones de euros en títulos, de los cuales 102.800 millones se invirtieron en bonos con el sello del Tesoro italiano y 44.300 millones en bonos del Tesoro Español.

Fue el denominado SMP, Security Markets Programme, según su denominación en inglés.

La investigación del BCE concluye que el programa de compra de activos tuvo la virtualidad de desacoplar en parte la evolución de las primas de riesgo de ambos países y conseguir que gravitaran sobre los fundamentales de cada país y no sobre la consideración como bloque que el mercado decidió otorgar a las economías periféricas.

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