El esturión, víctima de su caviar, intenta resurgir en el Danubio

  • Los especialistas se toman todo el tiempo del mundo para prepararlos, y al fin lanzan entre aplausos al río Danubio 2.000 alevines de esturión, esperanza de esta especie codiciada por su caviar y a punto de extinguirse.

Nacidos en criaderos, estos pescados verdes y grises de unos 10 centímetros fueron transportados 400 kilómetros en una cisterna antes de llegar al pueblo búlgaro de Vetren.

La suelta, realizada al alba al comienzo del verano, es la última de una serie que permitió, desde el otoño pasado, introducir 50.000 jóvenes en el curso bajo del gran río europeo, en las fronteras de Bulgaria y Rumania.

Esta gran operación, organizada por la ONG de protección del medio ambiente WWF y co-financiada por la Unión Europea, busca salvar una especie que "ha sobrevivido prácticamente sin cambios desde la era de los dinosaurios", explica la especialista de WWF Vesselina Kavrakova, pero que el gusto de los humanos por el caviar -los huevos del esturión- amenaza su desaparición completa.

"Las variedades beluga, sevruga, osetra están clasificadas a nivel internacional como gravemente amenazadas" recuerda la especialista. El esturión sterlet o el esturión del Danubio, la variedad reintroducida allí, es clasificada como "vulnerable", pero "su situación es muy grave".

El esturión, un pescado con la boca puntiaguda que puede vivir más de 100 años y medir hasta seis metros de largo, estaba anteriormente propagado en gran parte de Europa. Ya no se encuentra más en la última parte del curso del Danubio. Este pescado que vive a menudo en el Mar Negro, excepto el sterlet que se queda todavía en agua dulce, vuelve a subir por el cauce para desovar.

Hasta los años 1970, los esturiones volvían a subir la corriente hasta Austria, pero la construcción de una represa en Serbia se los impide desde entonces.

El gobierno rumano y el gobierno búlgaro prohíben su pesca desde 2010. De todas maneras, asegura el pescador local Rumen Ivanov, "hace una eternidad" que no hemos oído hablar de un pescador del Danubio trayendo un esturión.

Los especialistas que introdujeron los alevín apuestan a que gran parte de ellos sobrevivirán y que podrán, de aquí a tres o cuatro años, poner sus huevos en el Danubio.

Cada alevín está identificado con un número colgado a un pequeño hilo metálico que atraviesa su aleta izquierda. La WWF piensa tomar una muestra regular de individuos y medir así su crecimiento, sus desplazamientos y su modo de vida.

"Todas esas informaciones indispensables para proteger la especie hacen falta hoy día" explica Stoyan Mihov, un responsable del proyecto en la sección búlgara de la WWF.

El hecho alentador fue el descubrimiento extraño, hecho por expertos de la ONG el verano pasado, en el Danubio de un joven beluga de dos meses. Este año un sterlet y un sevruga, los dos salvajes, fueron detectados.

Para tener más noticias buenas, va a tocar esperar algunos años.

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