Europa se está reponiendo de sus peores pesadillas, en las que Grecia se ha metido en el papel de vampiro sanguinario y se ha ensañado con todos los mercados del Viejo Continente.
Y es que después de que los líderes de la Unión Europea diseñaran un plan para ayudar al país, el Gobierno heleno se ha empeñado en mantener la incertidumbre y ahora se niega a poner en marcha más recortes sin el consentimiento de sus ciudadanos.
La noticia cayó ayer como un jarro de agua fría en todos los mercados y resucitó a los fantasmas de la inestabilidad, que habían desaparecido gracias al plan anticrisis de Bruselas.
En sólo dos días, entre el lunes y el martes, una nueva tempestad de la deuda soberana tumbó al euro y las bolsas, que se empiezan a recuperar, poco a poco, del susto del Halloween financiero.
Prueba de ello es que, en el mercado de divisas, el euro ha empezado el día con subidas superiores al 1%, y vuelve a intercambiarse a más de 1,37 dólares, por encima de las 1,3627 unidades del billete verde de ayer.
No obstante, aún sigue lejos de los 1,416 dólares en los que terminó la semana pasada. Entonces, después de que se conociera el triple acuerdo para salvar a la Unión Monetaria, la divisa marcó máximos de siete semanas frente a su homóloga americana.
Mientras, en el mercado de valores, las grandes plazas europeas aguantan en terreno positivo. Tanto la bolsa alemana como la francesa cotizan con subidas de medio punto, mientras quelas periféricas continúan a la espera de concer novedades sobre el nuevo problema griego.
"Vamos a estar vendidos a lo que suceda con el país heleno y, hasta que no se conozcan novedades, la incertidumbre seguirá muy presente", explica Iván San Félix, de Renta 4.
Prueba de ello es que el Ibex, que había amanecido con alzas de un 1%, pierde en torno al 1,5% dos horas después de la apertura. Todo un síntoma de que los inversores no quieren tomar posiciones hasta que haya una solución firme a la difícil situación de Grecia.
Las caídas también tienen un lado positivo
A pesar de que Europa se ha vuelto a llevar un castigo por la crisis de la deuda soberana, estas tormentas también tienen una lectura positiva. Sobre todo, para el euro.
¿El motivo? Los expertos recuerdan que, cuando la moneda comunitaria está ligeramente débil frente al dólar, al Viejo Continente le resulta más fácil exportar a otros países. Y, precisamente, las exportaciones son uno de los pilares de la economía alemana, la locomotora que tira de toda Europa.
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