El hombre que sobrevivió a Astroc pierde su optimismo

  • Quabit celebró ayer su asamblea general y su presidente, Félix Abánades, detalló un panorama negro para el mercado inmobiliario español y un ejercicio para su empresa en el que se tocará suelo.
(Ampl.) Quabit logra un principio de acuerdo para refinanciar su deuda de 1.458 millones
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Carmen Canfrán

Con una sonrisa forzada y una mirada apagada, Félix Abánades, presidente de Quabit, entraba ayer por la mañana en una pequeña sala, medio llena por accionistas, para celebrar la asamblea general de la compañía en Madrid. El lugar era una de las novedades de este año, tras cambiar el año pasado la sede social ubicada en Valencia.

A través de un tono de voz melancólico, este primer ejecutivo reflejaba su estado de ánimo y el panorama negro que se prevé para el mercado inmobiliario español. A su juicio, tras más de 20 años de experiencia en el sector, 2011 será un año muy difícil. "Es el año en el que tocaremos suelo", indicó ante sus accionistas.

Con el fin de retratar este escenario, Abánades explicó que los cuatro primeros meses del sector habían sido muy duros, porque nadie se acercaba a las casetas a pedir información para la compra de una casa.

¿El motivo? En su opinión, la falta de estabilidad económica del país provoca que la demanda potencial esté congelada. "Desde abril vemos que hay un mayor interés, pero no es suficiente", matizó.

Un apoyo inesperado

Para aquellos que conocen a Félix Abánades, esta actitud tan pesimista no es propia de él. Siempre tiene soluciones, aunque algunas de ellas no hayan sido perfectas. Ese ánimo alarmó a uno de los míticos accionistas, Felipe Izquierdo.

Por eso, este guerrillero decidió no lanzar sus armas contra los principales ejecutivos de la promotora como viene siendo tradición desde el estadillo de Afirma (antigua Quabit) en bolsa en 2008.

Este hecho a su vez llamó la atención a Abánades, que invitó a Izquierdo a hablar en el turno de preguntas dedicado a los accionistas durante la junta. "Señor Izquierdo, ¿no va hacer su tradicional comentario?", preguntó asombrado el primer ejecutivo.

Desde su asiento, Izquierdo explicó al que era uno de sus máximos rivales, que no era el momento adecuado para críticas, tras pintar un panorama tan desolador para la compañía y el sector.

No obstante, este guerrillero aprovechó la oportunidad para dar una gota de optimismo y devolvió la invitación al primer ejecutivo y accionista de Quabit. ¿Por qué no nos explica cómo va la inversión en Uruguay?, preguntó este abogado valenciano.

Sin rodeos, Abánades explicó que esa operación pertenece a Rayet (principal accionista de Quabit), ya que los bancos habían vedado cualquier aventura extranjera a la promotora.

Tras varios años de posturas encontradas, esta junta ha demostrado que ambos rivales han enterrado el hacha que se levantó cuando Afirma, presidida por Enrique Bañuelos, pinchó en bolsa. Sus títulos pasaron a valer la mitad de su precio en una semana.

Abánades, el cocinero inesperado

Esa situación bursátil frenética llevó a muchos accionistas pequeños a quedarse atrapados. Todos sus ahorros estaban en las acciones de esa compañía y de un día para otro volaron. Uno de los afectados fue Felipe Izquierdo, que sumó las fuerzas de otros perjudicados para llevar a los tribunales a Bañuelos.

Tras esa explosión, el fundador de la inmobiliaria pasó la varita a Félix Abánades. De repente, este promotor que había hecho una inversión en esta inmobiliaria sin el objetivo de entrar en la gestión directa, pasó a ser el cocinero de la casa hace dos años.

No dudó en ponerse el delantal, arremangarse la camisa y dirigir la compañía, si quería salvar los huevos de oro que había dejado en su cesta.

Ni la caída vertiginosa en bolsa del valor de la compañía, ni el concurso de acreedores de su socio Nozar, ni las primeras refinanciaciones financieras apagaban el optimismo y la fuerza de este empresario.

La falta de ilusión

Ahora esa ilusión se fue, pero tiene que seguir adelante. Quizás la razón resida en el cansancio causado por la crisis y la falta de expectativas o quizás las continuas luchas feroces con las entidades financieras para sobrevivir.

La deuda es la prioridad para este ejecutivo desde hace dos meses. Por el momento, respira tranquilo porque ha alcanzado un principio de acuerdo con las seis principales entidades financieras acreedoras.

Ese pacto permitirá a Quabit no pagar su deuda e intereses hasta 2016. Mientras tanto, intentará gestionar suelo y vender las casas terminadas y vacías que tiene. "Y algo más nos inventaremos para hacer", señaló a los periodistas con una sonrisa.

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