¿En qué caprichos se gastan los ricos su dinero?

  • Se le llama inversión emocional y es aquella que no busca tanto la rentabilidad como la satisfacción personal. Los millonarios de todo el planeta reservan parte de sus ganancias a comprar arte, clubes deportivos o vinos exclusivos. La crisis no ha afectado a sus gustos y en 2010 el gasto en caprichos volvió a repuntar.
Arsenal FC's Emirates Stadium After The Announcement Of Stan Kroenke's Takeover
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Álex Medina R.

Cuando se tienen millones de dólares para gastar, el concepto de capricho entra en una dimensión muy distinta. Por lo general, los ricos entre los ricos gestionan su fortuna a través de las formas tradicionales de inversión: renta variable, fija, bienes inmuebles... Pero, de vez en cuanto, caen en lo que el sector llama inversión emocional.

Que, siendo sinceros, tiene más de capricho que de inversión propiamente dicha, porque un Mercedes de 1936 o un Van Gogh se compran para presumir de ellos, no para venderlos a los dos años. El ejercicio pasado, cuando el número de millonarios en el mundo escaló en más de un 8% y recuperó niveles previos a la crisis, se experimentó igualmente una resurrección de las inversiones emocionales.  

Las conclusiones pertenecen al XV Informe anual sobre la riqueza en el mundo, elaborado por Merrill Lynch Wealth Management y Capgemini. La revitalización se ha producido en su mayor parte gracias al empuje de las economías emergentes, cuya riqueza fue la que más se incrementó en 2010.

¿Y a qué destinaron sus excedentes los potentados del mundo? Lo primero es el coche... o el yate... o el avión privado... El 29% del total de inversiones especiales se engloban en coleccionables de lujo.

Bajando a ejemplos prácticos, Ferrari batió su récord de ventas en China durante 2010 y las ventas mundiales de Mercedes subieron un 15%. Prácticamente, todas las grandes zonas del planeta dedican en torno al 30% de sus caprichos a este apartado, con la ligera excepción de América Latina, que se gasta en ello un 25%.

El siguiente gran bloque está compartido entre las compras de arte y las piedras preciosas, joyas o relojes. Cada una representa el 22% del global y los gustos por procedencia del rico van desde el 28% y el 27% que los latinoamericanos y los europeos reservan para el arte, al 16% de los asiáticos.

Las joyas y los relojes son más apreciados en Oriente Medio, donde a este sector se destina el 29% del gasto. Los que menos se dejan deslumbrar a este respecto son los europeos, con un 17%.

Pero hay diferencias de mayor calado entre el arte y las joyas. La más importante es que la inversión artística es de las que más se contempla como un negocio que puede reportar cierta ganancia en el futuro.

Veamos ejemplos de vitalidad en el sector. En 2010 se batió en dos ocasiones el máximo pagado por un cuadro. Primero se pagó por un Giacometti 104,3 millones de dólares en febrero y después se alcanzaron los 106,5 en mayo por un Picasso. A su vez, y como prueba del empuje asiático, los chinos coparon las ventas de arte de las principales casas de subastas de Nueva York en el último trimestre de 2010.

En el apartado de otros coleccionables (monedas, vinos, antigüedades) se ha experimentado una evolución similar. Suponen el 15% de las inversiones emocionales, con mayor incidencia en América del Norte y Asia, y dejaron detalles en 2010 como que las ventas mundiales de Sotheby's de vino duplicaron a las de 2009. ¿El ejemplo oriental? Hong Kong compró un 268% más de caldos.

Aunque para capricho de moda el de las compras deportivas. España tiene sus ejemplos propios, como el jeque que se hizo con Málaga club de Fútbol o el empresario indio que desembarcó en el Racing de Santander. Pero la irrrupción empresarial en los terrenos de juego es universal, como demuestran los propietarios estadounidenses que han aterrizado en el fútbol inglés o las adquisiciones del magnate Stan Kroenke, que se hizo con el Saint Louis de fútbol americano, el Arsenal inglés y mantiene negocios en baloncesto, hockey sobre hielo e incluso lacrosse, un deporte minoritario con poca repercusión.

Así y todo, los millonarios más pujantes en el mundo del deporte vienen de Oriente Medio, donde el 13% de su inversión en caprichos se reserva a la competición.

Finalmente, quedaría un 5% de inversión emocional sin destino fijo, pero que incluye aportaciones a clubes privados, viajes, instrumentos musicales y armas.¿Y quién reserva más millones a ello? Los americanos del norte.

La inversión normal vuelve a confiar en la bolsa

Sin embargo, los ricos no han llegado a ser tan ricos gracias los sentimientos. La cabeza manda en sus negocios y en 2010, en ese año de incierta y desigual salida de la crisis, el dinero volvió a fluir lentamente hacia los parqués.

De una manera específica, el 33% del capital invertido por los millonarios se encuentra en acciones de todo el mundo, cuatro puntos más que en 2009 y ocho más que en 2008, cuando se tocó suelo. Merrill Lynch y Capgemini calculan que para 2012 el porcentaje alcance el 38% del total.

La confianza se ha mantenido inalterada, en cambio, sobre la renta fija, cuyo porcentaje ha rondado el 29% a lo largo del último lustro.

Todo lo contrario que la seguridad que dan el efectivo o los depósitos. En 2006, antes que comenzaran las turbulencias, significaban el 14% de los activos. Un año después, la cifra subió al 17%, y, en 2008, el 21% del dinero de los grandes patrimonios huía de cualquier riesgo. El año pasado, las aguas volvieron al cauce del 14% y se espera que desciendan al 11% en breve.

Por último, las inversiones alternativas han sufrido el recorrido inverso: un 10% en 2006 y un 5% en 2010. Obviamente, los clientes no estaban para riesgos a través de productos estructurados, derivados, moneda extranjera... 

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