Entrevista“es necesario un nuevo marco agrícola que garantice los derechos humanos y el acceso a las tierras”


Recientemente Nestlé celebró en la ciudad suiza de Lausanne el Foro Global sobre la Creación de Valor Compartido en el que participaron más de 300 expertos procedentes de todo el mundo para debatir sobre este concepto y forma de gestión empresarial. Uno de los principales intervinientes fue José López, nacido en Andujar (Sevilla) aunque emigró de niño a Suiza, que ocupa la vicepresidencia ejecutiva del grupo alimentario y es el máximo responsable de Operaciones.
López se muestra optimista sobre el futuro de la alimentación, y considera que si una empresa quiere seguir operando dentro de un siglo debe estar integrada dentro de la sociedad para conocer sus retos y aportar valor. Además, defiende que los gobiernos tienen que jugar un papel en el desarrollo de un nuevo marco agroalimentario en el que se garanticen los derechos humanos y el acceso a las tierras.

Pregunta. ¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta el sector alimentario?
Respuesta. En Nestlé consideramos que el modelo de negocio debemos de conectarlo con los principales puntos de focalización del proceso de creación de valor compartido. El primero de ellos es el efecto de la alimentación y el bienestar de los consumidores, la nutrición, en donde hay una serie de líneas de trabajo muy interesantes a desarrollar. En segundo lugar, es el agua. La gestión de los recursos hídricos despierta un fuerte debate, y es esencial para nosotros como industria pero también para todo el mundo ligado a la alimentación, y en tercer lugar el desarrollo las comunidades rurales.
Este último elemento no es sólo un tema de países en vía de desarrollo. En Europa nos hemos olvidado de los retos de los agricultores porque las subvenciones han tapado sus problemas, pero la realidad del sector y las dificultades por las que pasan los agricultores en los países ricos son tan válidas como en el resto del mundo.

¿Podrá el actual modelo de producción agroalimentaria ser sostenible cuando haya mantener una población de 10.000 millones de personas como se espera para el año 2050?
Hay dos puntos de vista. Se puede ver el vaso medio lleno o medio vacío. Si somos pesimistas y trazamos datos correlativos con los usos actuales de los recursos naturales y agrícolas no cuadran las cifras. No sólo porque el sistema de producción agroalimentario tenga la capacidad de generar alimentos, sino porque habrá otros sectores que también entran en competición por el poco agua que nos queda.
Sin embargo, también podemos ver el vaso medio lleno. Y es que se puede ganar en productividad, bajar el nivel de desperdicio que actualmente existe en la cadena alimentaria, y podemos cambiar las dietas para que sean más diversas y tengan en cuenta los tipos alimento y la capacidad productiva de cada lugar de donde se utiliza la comida. De esta forma podemos encontrar soluciones.
También será relevante, y comienza a serlo, el aporte que tendrá que hacer la ciencia y la tecnología. La agricultura son cuatro cosas: la gente, el suelo, el agua, y la genética. Cada uno tiene que ser fuente inversión, de cambio, y en este sentido la biotecnología juega un papel esencial. Así, con la comprensión de los microbiomas, estamos aprendiendo ahora como las bacterias transportan los nutrientes desde los suelos a las plantas. Hay una serie de descubrimientos por venir que hacen que veamos el vaso medio lleno.
Todo esto necesita de un nuevo marco, y es el momento de invitar a los gobiernos y a los gobernantes a tomar parte de este proceso para que este en medio lleno. Un marco que traiga a los consumidores dentro de la ecuación, un marco que proteja a los agricultores, que garantice los derechos humanos y el acceso a las tierras. En definitiva, un marco que de respuesta a la serie de retos que afronta la sociedad y donde los gobiernos tienen que entrar. Hay una oportunidad para rescatar del sector privado una parte de la responsabilidad de alimentar el mundo. Hay se ve que hay intervenciones de futuro.

¿Cuándo Nestlé se plantea una nueva operación hasta qué punto tiene en cuenta consideraciones sociales y medioambientales de las mismas?
Si no los incluyéramos podríamos estar haciendo una mala inversión. Son parte del proceso de decisión. En este sentido somos fieles a nuestro modelo de negocio y nuestros valores. Lo que no puede ser es invertir cuando se ve una ganancia a corto plazo. Para nosotros poner una fábrica es entrar en la vida diaria y en el tejido de la sociedad de donde nos instalamos. De esta forma, lo primero que hacemos es desarrollar la capacidad productiva de los agricultores allá donde tenemos instalaciones, puesto que nos van a proporcionar la materia prima. Tenemos más de 1.200 extensionistas agrónomos en todo el mundo que fomentan dichas capacidades. Con 465 fábricas repartidas por el globo terráqueo, no somos una industria que produzcamos en un sitio para venderlo en otra parte del mundo. Tenemos que estar integrados en la sociedad, de lo contrario no sabemos cuáles son los restos y crearíamos un rechazo por parte de las comunidades, y tenemos que entender a los consumidores.
Esto de la creación de valor compartido, significa que si no participas en la creación de valor para la comunidad no tendrás consumidores y entonces no tendrás negocio.

¿Existe el consumo responsable?
Creo que empieza a existir. Si hacemos una segmentación de la sociedad analizamos el comportamiento de la generación de los sesenta, de la generación X, y ahora de los 'milenials', vemos que hay distintas pautas de lo que cada una hace con su dinero, recompensando o castigando a aquellas empresas que tienen un comportamiento responsable o no. Así, al 'babybommer' le importa mucho menos que al “milenial”. Estos últimos tiene más interés en recompensar a las empresas responsables y que haya una sociedad más inclusiva y que todo funcione mejor. Los “milenial” están votando con su dinero, tienen otro tipo de interacción con las empresas que hacen los productos y servicios que adquieren.
Nosotros tenemos este convencimiento, podríamos ignorarlo y hacer solamente promociones, pero Nestlé tiene 150 años y queremos estar otros 150 más. Tenemos que preocuparnos de la sociedad, ahora los consumidores pueden pasar de fieles a boicoteadores. Se están desarrollando una serie de relaciones con las marcas que hacen algo bueno. Esto se nota con las certificaciones, la gente compra un paquete de café con el sello Fair Trade, aunque sea un poco más caro. Empieza a producirse una evolución, pero no en todos los segmentos de la sociedad. Esto es algo que algo que vamos descubriendo.
Nosotros, sea como sea, hemos puesto detrás de cada una de nuestras principales marcas unos trabajos de cara al medio ambiente y a la sociedad muy fuertes, en los que comunicamos cada vez más. Hoy día podemos comprar un frasco de Nescafé y, gracias a los códigos QR, ver su trazabilidad.

¿Creación de valor o creación de riqueza?
Sobre esto me gusta hacer una distinción, porque la creación de valor está relacionada con el trabajo y el esfuerzo, con la seriedad y la ética. La creación de riqueza no. Así, le he pedido a las instituciones académicas mundiales para que la hagan. No es lo mismo ganar con la especulación de las materias primas, o sobre inversiones. Tan sólo el dos por ciento de las transacciones del intercambio monetario está relacionado con el comercio, y el resto es un casino. Esto tiene impacto sobre la sociedad, y crea desequilibrios y económicos y sociales. Esto no es lo mismo que hacemos en Nestlé, nosotros tenemos 200.000 personas trabajando, 465 fábricas, 40 millones de productos. Como consecuencia de la creación de valor y del trabajo, se crea riqueza. Es bueno que la gente tenga la idea de que trabajar es algo bueno, que desarrolla el ser humano, tanto sus actitudes y aptitudes.

Mostrar comentarios